Diario de viaje - Serenata en el Báltico


02 de junio 2012 – Estocolmo, Suecia

·         Ciudad: Stockolmo en Suecia.
·         Moneda: Corona.
·         Idioma: Sueco (lengua germánica).
·         Latitud: 59°19′57″ Norte.
·         Longitud: 18°03′54″ Este.
·         Hora: UT+02:00 Estocolmo. (Costa Rica + 8 horas).

Bajando al Sur. Ya los record Norte y Este quedaron atrás; dejando a Rusia como máximo al Este y a Finlandia como máximo al norte.

Atracamos en Estocolmo, en Suecia.

8:00 am. Dejamos el barco y nos dirigimos al Hotel Marriott para pasar unos días en esta ciudad.

Que linda ciudad, una sensación diferente, como todas las que hemos sentido entre un país y otro. La gente es hermosísima, los maes son impresionantemente guapos y las mujeres son, la gran mayoría, candidatas para un “Mis Universo”; los taxis Mercedes Benz, como el que no llevó del puerto al Hotel, contratado con anticipación por medio del departamento de tours del barco.

Llegamos al hotel a las nueve de la mañana, para dejar nuestras cosas en bodega del hotel, suponiendo que la hora de entrada (Check In) sería alrededor de las dos de la tarde; pero dichosamente ya estaban listos y nos la entregaron a esa hora.

Dejamos el chinchero y salimos a caminar. Teníamos mucha ilusión de hacerlo porque aunque se pueda suponer que ya estamos algo cansado de conocer nuevas ciudades, la vista de esta, desde el barco y en el camino, nos invita a recorrerla.

Nos fuimos a “trolearrr”. Compramos el tiquete del metro y recorrimos muchas calles, tiendas y lugarcitos. Nos atrevemos a decir que esta es, por mucho, la ciudad europea más bella que conocemos.

La zona moderna no lo es tanto como “La Defense” en Paris; y la zona vieja tampoco se ve tan vieja como las de otras ciudades. No tiene la locura arquitectónica de San Petersburgo, ni el encanto de Riga o Talin. No se ve una ciudad mezclada como Londres, ni las callejuelas de Madrid. No es como Hamburgo o Copenhague y por supuesto no se parece a Italia ni a la magnificencia de Paris. Simplemente es Estocolmo luciéndose al máximo con humildad.

Caminamos por un boulevard que conecta la parte vieja con la nueva y terminamos almorzando en la cafetería de una tienda por departamentos, je je. Suena como lo más gringo, lo sé pero por alguna razón no encontramos nada mejor para comer, aunque aquí tampoco comimos muy bien que digamos; pero al menos podíamos saber que era lo que iba a la boca y nada de sorpresitas. Además los grandes almuerzos y cenas del barco habían quedado atrás, y aquí cada cosita que te querás “jamar” cuesta un fortuna, y como pasaremos unos días, no vale la pena jugársela.

En fin, la comida estaba buena; pero nada del otro mundo.

Al ser las 2:30 PM, ya estábamos cansados de caminar de aquí “pa´llá”, por lo tanto decidimos regresar al hotel a descansar un poco y volver a salir al final de tarde. Saldremos en busca de un café (que encontramos en un chantencito bonito) y a cenar en la parte antigua, disfrutando de la arquitectura, del gentío, de las callejuelas y de la magia de este precioso lugar al que no sabemos si volveremos a visitar, aunque tampoco lo descartamos si algún día nos decidimos a visitar Noruega y/o sus fiordos.

Volvimos más tarde a seguir “volando pata”, que linda ciudad. La parte antigua no es como de reliquia, aunque ciertamente lo es, y la parte nueva no está muy disonante del resto. El Palacio Real es impresionante, así como las vistas que se ven desde la ciudad hacia el agua, y hacia el otro lado de la costa en algunos puntos.

Ya hicimos una vez las maletas al salir del barco, ya sabemos que tenemos espacio en volumen y peso, así que hicimos algunas compritas, algunos recuerdos y algunos regalos.

A eso de las seis de la tarde (no recuerdo; pero las fotos podrían ser testigos) pudimos ver el cambio de la guardia de palacio, fue impresionante. No estoy seguro si antes lo había visto en Londres; pero aquí me encantó porque los maes caminaban junto a mí, y por supuesto junto a la cámara de este paparazzi frustrado que soy, je je.

Era un “pecao”, ver como quitaban unos guardias tan bonitos pa´poner otros. Hasta sentí ganas de preguntar si los iban a votar, yo me los llevaba, de todos modos todavía tengo espacio en las maletas, je je; pero supongo que los reciclan o los reutilizan, y mañana los volverán a asignar, ja ja, ni modo.

Recorrimos cada calle varias veces, hasta que nos dio hambre y terminamos comiendo en un delicioso restaurante mexicano, je je, que elegante!; pero estaba muy bueno; y después nos regresamos al hotel, a eso de las nueve y pico, todavía con la luz del día, claro!, seguimos estando en el norte de Europa.

Mañana tendremos dos tours por la ciudad, uno en autobús recorriendo las mayores atracciones de Estocolmo, y otro desde el agua, montados en bote veremos la ciudad desde otro ángulo, recorriendo el gran lago y pasando por exclusas para ir a dar la vuelta en el Mar Báltico.

Luis Fer y yo vemos la novela “Mi Corazón Insiste”, y anoche durante la cena, en el restaurante francés/formal del barco, le pregunté si todavía recordaba los nombres de los personajes. Me dijo que ya estaba “jumo” y que ahora no podría hacer memoria y aunque lo hiciera no lo lograría, que esta mañana me los diría. Le dije que me interesaba saberlos anoche mientras yo estaba “jumo”, que en la mañana ya no quería saberlos; pero él insistió que estaba muy “tapis” para eso, que hoy me diría, yo no quería hoy, quería ayer. Todo esto parece muy tonto; pero es parte de las diversiones tontas que tenemos.

Esta mañana al despertarme lo pude ver con cara de cómplice, je je, deseando que yo despertara para decirme los nombres de los personas de la novela.

Me dijo: -ya me acordé, te dije que hoy lo recordaría todo, se llaman…, lo interrumpí diciéndole: -no me interesa (ja ja); pero continuó: -te dije que hoy los recordaría, se llaman…, -no me interesa, te dije que me interesaba anoche, hoy no. Ja ja, como nos reímos, no lo dejé decírmelos, ja ja.

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