Diario de viaje - Serenata en el Báltico


21 de junio 2012 – Hamburgo, Alemania
 
Hoy empieza oficialmente el verano en el continente europeo.
 
Por cierto, en el tour que hicimos hoy, que luego detallaré, le preguntamos al guía dónde quedaba la calle gay de Hamburgo. Siempre es bonito "conocer la fauna local" y ver algunas tiendillas para comprar souvenirs con banderita y similares. En fin el mae nos habló de dos calles, muy distantes entre sí. Una la visitaríamos esa mañana y la otra en la tarde.
 
Fuimos a la primera calle que está junto a la zona roja de Hamburgo. No había gente gay "de bien", je je; Lleno de bares, salas de tatuaje, puterillos y demás porquerías similares. Salimos corriendo. Salimos corriendo por dos razones muy importantes; la primera porque no estamos para pagar por esos servicios; y la segunda porque ya no estamos pa'cobrar, je je.
 
Ayer sentimos realmente estar en Alemania. Era increíble no entender nada, ni los rótulos. Llegamos a la estación de tren y no sabíamos si "xxx" palabra significaba el nombre de la estación, "salida" o "no fume"; pero ya ayer y anoche exploramos un poco y nos sentimos más ubicados.
 
En la tarde y "noche" (oscureció cerca de las 10:00 PM), salimos a caminar. Muy bonita ciudad, aunque no tiene los encantos de otras ciudades europeas, sigue siendo Europa y teniendo sus encantos. La gente es bonita, aunque no son como para cortarse las venas, y mucho menos en asteriscos.
 
Estábamos muy cansados después de volar 23 horas y pasar levantados todo el día, así que cenamos en el hotel; un poco caro pero muy buena comida.
 
Nos tomamos media pastillita antes de acostarnos a las 10:15 PM y nos levantamos a las 7:00 en punto, estamos muy descansados.
Esta mañana salimos a conocer bien la ciudad. Contratamos un tour que nos llevó por todo lado, lo malo fue el idioma, 80% alemán y el resto en un inglés medio masticado que sonaba como alemán; pero nos dimos una buena idea de Hamburgo. La ciudad tiene un lago grande y está muy llena de árboles; eso la diferencia mucho de otras ciudades europeas, aunque no es una ciudad diseñada desde el inicio, como sí es Paris, por ejemplo. Pero también debemos tomar en cuenta que, como Londres, fue muy bombardeada en la segunda guerra mundial y eso también la pone en desventaja con Paris. Con un poco de "sangre en el ojo" he de decir que todo se paga en la vida, je je, al final de la guerra les dieron "hasta por debajo de la lengua"... El mundo no podrá olvidar lo sucedido, entonces ellos tampoco; pero no diré mucho de eso porque como hablaré más adelante, estoy haciendo las paces con esta Nación.
 
En el tour el guía comentó, como gran cosa, que en Hamburgo no se permite cortar robles sin permiso; ¡gran cosa!, pensé yo, en Costa Rica se necesita permiso casi que para cortar zacate. Este comentario va dirigido a los que usan la frasecita "solo en Costa Rica sucede esto".
 
Nosotros estamos en el Radisson Blu, en el piso 25 porque Luis Fer quería tener una vista de toda la ciudad. Hoy nos enteramos que es el segundo edificio más grande de Hamburgo. Aquí tienen mucho terreno y es muy expandida.
 
La honestidad: Nota interesante. Vos comprás un tiquete de tren para un número "x" de días y para un número "x" de personas. Buscamos en la estación donde teníamos que pasarlo o presentarlo; pero no hay. Suponen que lo tenés y a nadie le importa. No entenderían que alguien quisiera usar el tren sin haber pagado. Me imagino que si en algún momento revisan y no lo tenés la multa debe ser altísima. Este mismo sistema lo tiene Copenhague; pero de eso hablaremos en unos días.
 
Los alemanes son sumamente amables. No sé si en general o en esta ciudad (no conozco otras). Toda la atención al cliente es impresionante. Incluso en dos oportunidades nos ha sucedido que paramos para ver el mapa y alguien se acerca para ver si necesitamos algo y si pueden ayudarnos.
 
Con esta amabilidad he hecho un poco las paces con Alemania. Siempre ese nombre y Nación despertaban en mi una "cólera" hitleriana que era más fuerte que yo; pero hoy estaba pensando que si Hitler lo hubiera logrado, en 200 años la gente se sentiría feliz de ser blancos de la raza aria, como nos sentimos felices los latinoamericanos que no llevamos sangre indígena "gracias" a las barbaridades españolas en tiempos de la colonia. La verdad es que es una situación parecida con siglos de diferencia y cometida mucho antes de la globalización que empezaba por allá de la segunda guerra mundial.

En una de las paradas del tour queríamos ir al baño (público). Muy bonito, muy limpio, muy desocupado; pero claro! La miada cuesta 300 colones. Lástima que solo quería "miar" porque por la misma plata hasta podés cagar, je je. 

Los alemanes, y quizá los europeos en general, son amantes del sol. Nos dio risa porque hicimos un tour en un bus de dos pisos, en donde el segundo es sin techo (o techo abierto). El bus estaba lleno y pensamos que no habría espacio arriba. Al subir estaba todo lleno, menos los ocho espacios de la sombra bajo el techo retraído. Por supuesto que nosotros, tropicales, no queríamos sol.

Decidimos almorzar cerca del puerto, en un restaurante portugués. La comida estaba "buena" (entrecomillada). No sabíamos que pedir, el menú estaba en alemán y el mae era de Portugal; no hablaba español, francés, italiano o japonés. A duras penas pedimos la comida con el portugués de Luis Fer. El mae nos sugirió un plato de pescado para compartir.

¿Qué tan fea o rara podría ser la comida?, - bueno!, tráigalo. OK... OK... Un plato, no grande, enoooorme de pescado(s). Sí, pescados.

Incluía vegetales y... Gambas, langostinos, otro "pejesapo" irreconocible, salmón, sardinas y tiburón. Creo que nos comimos como el 40% y salimos corriendo porque el lugar empezaba a tener un olorcito como el de Pochote, camino a Puntarenas, a finales del siglo pasado. (En paz descanse mi papá, nunca se lo perdonaré, je je).

Siempre que nos vamos de viaje mi mamá me recuerda la necesidad que tiene de más revistas para bordar, de la técnica "bordado yugoslavo", mandado que nunca le he podido hacer.

Encontramos una tienda de bordado y entramos corriendo a preguntar por hilos y por supuesto por las revistas de bordado yugoslavo. Nadie ahí hablaba inglés, solo alemán. ¿Qué hicimos?, le dijimos "estich" que es puntada. La doñita feliz de haber entendido, y me llevó donde estaban las agujas, entonces con mi buen alemán puse la mano izquierda como sosteniendo un libro y la derecha como pasando hojas. Ella más feliz todavía por entender y me llevó rápidamente a la sección de libros; pero de bordado a máquina.

Ups... Qué pereza!, nuevamente recurrí a mi alemán e hice que bordaba a mano, ella perdió la sonrisa y me señaló las maquinas de bordar. ¡Mierda!, no tenían nada para bordar a mano.

Ni modo, nos fuimos; pero felices por mi "dominio" del alemán, je je, y ella feliz de haber "entendido" mi español. En resumen... ni picha de revista.

En la tarde, como les "prometí", fuimos a la otra calle gay (Lange Reihe). Ah!, que diferencia. Una calle llena de cafecitos, comederos y terrazas en la acera. Muy lucida, muy bonita, mucha gente. Una que otra tienda para comprar chunches. Muy agradable de conocer.

9:46 PM. Ya fuimos a cenar. Me comí una salchicha alemana con mostaza, pan y papas. Al carajo con la dieta, comida regional rica.

Estamos en el hotel poniendo al día el Facebook, nos tomaremos media pastillita en media hora, dormiremos hasta las 6:00 AM (espero) y mañana, en tren, viajaremos a Copenhague en Dinamarca. Esa, mis queridos amigos, será otra historia.

Comentarios

Entradas populares