"El país más feliz del mundo"
"El país más feliz del mundo"
23 de diciembre de 2012
En repetidas oportunidades los índices, de no sé qué tipo, nos aseguran quesomos el país más feliz del mundo.
No sé si realmente lo somos; y lo dudo mucho más cuando empiezo a leer loscomentarios que ponen todos los "amarguetas" de Facebook que, comoyo, sin preparación profesional en periodismo tiene acceso a publicar suscomentarios.
Ciertamente debemos ser la envidia de muchas naciones con severos problemasde seguridad ciudadana y pobreza, que aunque nosotros tenemos, no somos tanpeligrosos como algunas ciudades latinoamericanas, ni se ven esos grandescaseríos paupérrimos.
Nadie dijo que somos perfectos; pero nos comparan con otros y "nos vabien". Por supuesto que estaríamos "mal parados" si vieran laactitud que tomamos al conducir o si leyeran nuestros muros.
No voy a hablar de los grandes índices de análisis involucrados; solo tocaréun punto específico: "Las filas en Multiplaza".
Si te ponés a pensar en lo que sienten los conductores que están tratando deentrar al Mall o que intentan encontrar un espacio para parquear, llegarías ala conclusión de que dicho análisis o dichos resultados son erróneos; pero site esperás a que esa persona encuentre espacio y logre entrar a las tiendas, laconclusión sería otra.
Las tiendas están reportando grandes ventas, ya no podés encontrar lo quequisieras comprar por estar agotados, incluyendo el iPhone 5. Los papeles deregalo disponibles son "la repela"; y la variedad de cintas de regaloy lazos ha llegado a niveles críticos.
No, tal vez no seamos el país más feliz del mundo; pero estamos teniendo uncomportamiento acorde a las personas que nada les importa, nada les preocupa, yla vida sigue.
Qué tal si dejamos, incluyéndome, de hablar mierda de si lo somos o no, ynos comportamos como si lo fuéramos.
----------
Nota adicional aclaratoria:
Yo sé que esos resultados no se pueden obtener por los regalos que damos orecibimos; pero mi artículo fue escrito bajo los efectos del Espíritu Navideño.
23 de diciembre de 2012
En repetidas oportunidades los índices, de no sé qué tipo, nos aseguran quesomos el país más feliz del mundo.
No sé si realmente lo somos; y lo dudo mucho más cuando empiezo a leer loscomentarios que ponen todos los "amarguetas" de Facebook que, comoyo, sin preparación profesional en periodismo tiene acceso a publicar suscomentarios.
Ciertamente debemos ser la envidia de muchas naciones con severos problemasde seguridad ciudadana y pobreza, que aunque nosotros tenemos, no somos tanpeligrosos como algunas ciudades latinoamericanas, ni se ven esos grandescaseríos paupérrimos.
Nadie dijo que somos perfectos; pero nos comparan con otros y "nos vabien". Por supuesto que estaríamos "mal parados" si vieran laactitud que tomamos al conducir o si leyeran nuestros muros.
No voy a hablar de los grandes índices de análisis involucrados; solo tocaréun punto específico: "Las filas en Multiplaza".
Si te ponés a pensar en lo que sienten los conductores que están tratando deentrar al Mall o que intentan encontrar un espacio para parquear, llegarías ala conclusión de que dicho análisis o dichos resultados son erróneos; pero site esperás a que esa persona encuentre espacio y logre entrar a las tiendas, laconclusión sería otra.
Las tiendas están reportando grandes ventas, ya no podés encontrar lo quequisieras comprar por estar agotados, incluyendo el iPhone 5. Los papeles deregalo disponibles son "la repela"; y la variedad de cintas de regaloy lazos ha llegado a niveles críticos.
No, tal vez no seamos el país más feliz del mundo; pero estamos teniendo uncomportamiento acorde a las personas que nada les importa, nada les preocupa, yla vida sigue.
Qué tal si dejamos, incluyéndome, de hablar mierda de si lo somos o no, ynos comportamos como si lo fuéramos.
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Nota adicional aclaratoria:
Yo sé que esos resultados no se pueden obtener por los regalos que damos orecibimos; pero mi artículo fue escrito bajo los efectos del Espíritu Navideño.
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