Sábado de "maridaje"
Sábado de "maridaje"
Vinicio Jarquín, 23 de febrero de 2013
Fuimos invitados por Silvia Herrera para asistir a una reunión de vinos y chocolates en Sibú, en Heredia.
Ya hemos asistido otras veces a eventos de este tipo, nos gustan y fuimos con ilusión; pero sin imaginar que sería una noche verdaderamente mágica; -un ataque a los sentidos-; una nueva y grata experiencia.
Trataré de recordar la mayoría posible de detalles por si en algún momento son convocados o tienen la oportunidad de pasar un rato muy agradable en un ambiente formidable.
La cita era a las 5:30 pa'llá de San Isidro de Heredia. Te podés ir por dentro de la ciudad o carretera al Zurquí. Se estimaba que empezaríamos a las 6:00; y la verdad es que no puse atención a que hora inició.
Nos recibió un guarda que nos ayudó a encontrar espacio para el carro y luego nos dio la bienvenida una muy hermosa mujer llamada Ericka, vestida mucho mejor que nosotros y todos; y que pese al frío andaba un vestido negro de tirantes, de hombros descubiertos, de caída libre; que más tarde complementó con una estola despeinada de tonos rosados combinados, que armonizaba perfectamente y que le daban una elegancia que, de ningún modo desentonaba con su, ya de por si, postura y garbo.
De los amigos de Silvia, fuimos los primeros en llegar y poco a poco nos fuimos acomodando en el extremo de una "terraza/corredor" en donde sería la actividad.
Las mesas de bonita madera, decoradas o preparadas con cuidado y sin estar sobrecargadas. Cada uno teníamos un platito blanco rectangular con ocho chocolates, una servilleta de tela y cuatro copas. Al centro de cada cuatro de nosotros, se decoraba con un pequeño bōnsai.
El evento empezó. Primero unas palabras de Julio Fernández, cuya experiencia en chocolates es indiscutible, apoyado por George Sorlano. Seguido por el sommelier Roberto López, con amplios conocimientos de vinos, historia y procedencia de los vinos que probaríamos y de otros más.
Fue un "matrimonio" perfecto. Por un lado estaban Julio y George con sus productos, y por el otro estaba Roberto. Juntos, los tres, habían seleccionado todo para que nuestro paladar pasara ratos de magia y casi fantasía. Al final de esto, la participación de un guitarrista, sobrino de Julio, y una bella flautista, terminaron de darnos la sensación de perfección, profesionalismo y naturalidad.
Empezamos con un Blue Nun Quãlitatswein Rivaner, de uva 100% Rivaner, con 9% de alcohol, acompañado de dos chocolates, primero el de Bayas Silvestres y luego el relleno de Maracuyá; una maravillosa selección.
Esta uva, hoy en día es probablemente la uva más cultivada en Alemania, conocida también como Müller-Thurgau. De maduración temprana. Se obtiene un vino de color amarillo pajizo, muy refrescante y de notas florales y buena acidez.
Seguimos con Beringer White Zinnfandel, de uva 100% Zinfandel, con 9.5% de alcohol, acompañado de dos chocolates, primero uno de limón y albahaca y después uno de chocolate negro picante. Vale anotar que a mi no me gustó el segundo.
Para este vino, las pieles de las uvas se dejaron en contacto por tres horas para obtener este hermoso color rosado coral. Seguido de una lenta fermentación en frío para preservar los aromas y sabores frutales naturales de la uva. Notas a melón y fresas se complementan en un dulce y refrescante final.
Un pequeño descanso de muy pocos minutos para nuestro paladar, en donde aprovecharon para repartir tostaditas de pan para "limpiarnos" y vasos de agua para estar dispuestos para lo que seguiría.
Nos trajeron el tercero de los vinos, un Columbia Crest H3 Merlot. Las uvas empleadas fueron un 96% de Merlot, un 3% de Cabernet Sauvignon y para darle cuerpo un 1% de Malbec. Con un 14.5% de alcohol, y que acompañamos, primero con un chocolate de vainilla orgánica, que no me pareció la mejor opción, y luego con un chocolate capuchino que sí ayudaba a continuar la magia.
Con respecto a este vino, tras una fermentación de nueve a catorce días, en contacto con las pieles de las uvas para extraer los componentes óptimos de la fruta, el vino fue envejecido por dieciocho meses en barricas de roble francés y americano. Frambuesa, ciruelas maduras y pimienta negra se entrelazan con notas a vainilla en un sedoso y elegante final.
En un cierre excepcional, aparecen el sommelier por un lado y Ericka por otro, llenando nuestras copas con un Ferreira Porto Tawny, de uvas Blend de Touriga Nacional, Touriga Francesa y Tinta Roriz, con un delicioso 19.5% de alcohol y que acompañamos con dos chocolates, primero el de naranja, y para cerrar con broche de oro, el chocolate negro 70% cacao.
Un vino Porto clásico y elegante, con un genuino sabor de los mejores vinos de la región del Douro. De hermoso color rojo con reflejos aciruelados, de un delicado aroma; con reminiscencias a especias y nueces, adquiridas durante el envejecimiento en barricas de roble. En boca es elegante, balanceado, de taninos maduros y redondos, con un final persistente y aterciopelado.
Luego de estas cuatro "copitas", nos brindaron un maravilloso concierto de guitarra clásica y flauta; perfecto para hacernos sentir que estábamos disfrutando de una experiencia única. Un muchachito de 23 años, con una perfecta participación con las cuerdas y con amplios conocimientos de la música que tocaría y explicaciones interesantísimas, que también disfrutamos.
Y así terminaba la experiencia con vinos y chocolates, salvo la pequeña cajita de chocolates que nos entregaron para llevar. Luego nos pusieron unas maravillosas galletas con nuez moscada y un par de boquitas para a acompañarnos un rato más; un humus sobre lechugas y unos frijoles blancos con perejil y cebolla. Y, finalmente unos "shots" de chocolate caliente, con los respectivos y maravillosos picheles llenos de este líquido lechoso, para quedarnos un rato más.
Julio nos acompañó en la mesa con sus gratas historias y entre risas y disfrute la noche fue acabando.
Ahora, en casa, nos sentimos agradecidos, con Silvia y con la vida, por el momento que hemos vivido.
Soy Vinicio Jarquín, con cuatro vinos, ocho chocolates y algunas comiditas, me voy a la cama. Buenas noches mundo.
Vinicio Jarquín, 23 de febrero de 2013
Fuimos invitados por Silvia Herrera para asistir a una reunión de vinos y chocolates en Sibú, en Heredia.
Ya hemos asistido otras veces a eventos de este tipo, nos gustan y fuimos con ilusión; pero sin imaginar que sería una noche verdaderamente mágica; -un ataque a los sentidos-; una nueva y grata experiencia.
Trataré de recordar la mayoría posible de detalles por si en algún momento son convocados o tienen la oportunidad de pasar un rato muy agradable en un ambiente formidable.
La cita era a las 5:30 pa'llá de San Isidro de Heredia. Te podés ir por dentro de la ciudad o carretera al Zurquí. Se estimaba que empezaríamos a las 6:00; y la verdad es que no puse atención a que hora inició.Nos recibió un guarda que nos ayudó a encontrar espacio para el carro y luego nos dio la bienvenida una muy hermosa mujer llamada Ericka, vestida mucho mejor que nosotros y todos; y que pese al frío andaba un vestido negro de tirantes, de hombros descubiertos, de caída libre; que más tarde complementó con una estola despeinada de tonos rosados combinados, que armonizaba perfectamente y que le daban una elegancia que, de ningún modo desentonaba con su, ya de por si, postura y garbo.
De los amigos de Silvia, fuimos los primeros en llegar y poco a poco nos fuimos acomodando en el extremo de una "terraza/corredor" en donde sería la actividad.
Las mesas de bonita madera, decoradas o preparadas con cuidado y sin estar sobrecargadas. Cada uno teníamos un platito blanco rectangular con ocho chocolates, una servilleta de tela y cuatro copas. Al centro de cada cuatro de nosotros, se decoraba con un pequeño bōnsai.
El evento empezó. Primero unas palabras de Julio Fernández, cuya experiencia en chocolates es indiscutible, apoyado por George Sorlano. Seguido por el sommelier Roberto López, con amplios conocimientos de vinos, historia y procedencia de los vinos que probaríamos y de otros más.
Fue un "matrimonio" perfecto. Por un lado estaban Julio y George con sus productos, y por el otro estaba Roberto. Juntos, los tres, habían seleccionado todo para que nuestro paladar pasara ratos de magia y casi fantasía. Al final de esto, la participación de un guitarrista, sobrino de Julio, y una bella flautista, terminaron de darnos la sensación de perfección, profesionalismo y naturalidad.
Empezamos con un Blue Nun Quãlitatswein Rivaner, de uva 100% Rivaner, con 9% de alcohol, acompañado de dos chocolates, primero el de Bayas Silvestres y luego el relleno de Maracuyá; una maravillosa selección.
Esta uva, hoy en día es probablemente la uva más cultivada en Alemania, conocida también como Müller-Thurgau. De maduración temprana. Se obtiene un vino de color amarillo pajizo, muy refrescante y de notas florales y buena acidez.
Seguimos con Beringer White Zinnfandel, de uva 100% Zinfandel, con 9.5% de alcohol, acompañado de dos chocolates, primero uno de limón y albahaca y después uno de chocolate negro picante. Vale anotar que a mi no me gustó el segundo.
Para este vino, las pieles de las uvas se dejaron en contacto por tres horas para obtener este hermoso color rosado coral. Seguido de una lenta fermentación en frío para preservar los aromas y sabores frutales naturales de la uva. Notas a melón y fresas se complementan en un dulce y refrescante final.
Un pequeño descanso de muy pocos minutos para nuestro paladar, en donde aprovecharon para repartir tostaditas de pan para "limpiarnos" y vasos de agua para estar dispuestos para lo que seguiría.
Nos trajeron el tercero de los vinos, un Columbia Crest H3 Merlot. Las uvas empleadas fueron un 96% de Merlot, un 3% de Cabernet Sauvignon y para darle cuerpo un 1% de Malbec. Con un 14.5% de alcohol, y que acompañamos, primero con un chocolate de vainilla orgánica, que no me pareció la mejor opción, y luego con un chocolate capuchino que sí ayudaba a continuar la magia.
Con respecto a este vino, tras una fermentación de nueve a catorce días, en contacto con las pieles de las uvas para extraer los componentes óptimos de la fruta, el vino fue envejecido por dieciocho meses en barricas de roble francés y americano. Frambuesa, ciruelas maduras y pimienta negra se entrelazan con notas a vainilla en un sedoso y elegante final.
En un cierre excepcional, aparecen el sommelier por un lado y Ericka por otro, llenando nuestras copas con un Ferreira Porto Tawny, de uvas Blend de Touriga Nacional, Touriga Francesa y Tinta Roriz, con un delicioso 19.5% de alcohol y que acompañamos con dos chocolates, primero el de naranja, y para cerrar con broche de oro, el chocolate negro 70% cacao.
Un vino Porto clásico y elegante, con un genuino sabor de los mejores vinos de la región del Douro. De hermoso color rojo con reflejos aciruelados, de un delicado aroma; con reminiscencias a especias y nueces, adquiridas durante el envejecimiento en barricas de roble. En boca es elegante, balanceado, de taninos maduros y redondos, con un final persistente y aterciopelado.
Luego de estas cuatro "copitas", nos brindaron un maravilloso concierto de guitarra clásica y flauta; perfecto para hacernos sentir que estábamos disfrutando de una experiencia única. Un muchachito de 23 años, con una perfecta participación con las cuerdas y con amplios conocimientos de la música que tocaría y explicaciones interesantísimas, que también disfrutamos.
Y así terminaba la experiencia con vinos y chocolates, salvo la pequeña cajita de chocolates que nos entregaron para llevar. Luego nos pusieron unas maravillosas galletas con nuez moscada y un par de boquitas para a acompañarnos un rato más; un humus sobre lechugas y unos frijoles blancos con perejil y cebolla. Y, finalmente unos "shots" de chocolate caliente, con los respectivos y maravillosos picheles llenos de este líquido lechoso, para quedarnos un rato más.
Julio nos acompañó en la mesa con sus gratas historias y entre risas y disfrute la noche fue acabando.
Ahora, en casa, nos sentimos agradecidos, con Silvia y con la vida, por el momento que hemos vivido.
Soy Vinicio Jarquín, con cuatro vinos, ocho chocolates y algunas comiditas, me voy a la cama. Buenas noches mundo.
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