"La -plaga- en las calles"

"La -plaga- en las calles"
Vinicio Jarquín, Oct.19, 2013

Son esos conductores de poca educación y con deficiencia social, inadaptados que creen que el mundo les debe; y que los derechos de los demás empiezan donde terminan los suyos.

Son ese grupito o grupote de choferes, que con el carro -lleno- de niños en aprendizaje, violan las leyes de tránsito y se roban el derecho de los demás.

Son aquellos -chatarrosos- que creen tener derecho de hacer lo que quieran, aunque estén violando o violentando los derechos de los demás.

Son una plaga que están educando a sus hijos para que sigan sus pasos; imposible de extinguirlos mientras no entre una ley de tránsito verdaderamente fuerte, con oficiales realmente comprometidos. Son personas que por las buenas no entenderían, y que si se diseñara un plan de educación vial para ser impartido en las escuelas, se necesitaría dos generaciones para que aprendan y para que se pueda borrar esa memoria genética de las proles de estos "ladrones de derechos".

Y es que, muchas veces hacen sus -chanchadas- entre risas y diversión, pensando o dando a entender, según ellos, que fue muy gracioso robarse un campo en la fila, pasar por la derecha, parquear en línea amarilla, pasarse una luz roja o dar la vuelta en "U". Pero realmente lo que están haciendo es poner en evidencia clara la falta de educación. 

Este tipo de personas son las que se pegan al de adelante en la fila de los bancos, los que se sienten felices si en la cuenta del restaurante viene facturado menos de lo que consumieron. Son aquellos que roban señal de Internet o televisión, y que si tuvieran un poquito menos de recursos andarían robando cables eléctricos o tapas de alcantarilla.

Son aquellos que exigen un gobierno limpio, pese a lo sucia que puede estar su mediocre existencia. La única diferencia entre ellos es que no han tenido la oportunidad de robar en puestos más altos, y tal vez la cólera no los deja vivir en paz.

La única diferencia entre una de estas personas y las otras, son los recursos que cada uno tiene en este momento; pero en determinada posición económica harían de las suyas.

No encuentro, por lo tanto, otra diferencia que no sea por posición social, entre el ejecutivo que pide -mordida- para aprobar una compra en su empresa, con el político que mueve las fichas a favor de sus negocios; así como con el mae que no dice nada si le dan más "vuelto" o el -ladroncillo- que se roba algo de un mostrador. Así como tampoco veo diferente a aquel que se detiene en medio carril, para bajar o subir a un pasajero, robando el tiempo al chofer de atrás y quitándole el derecho de continuar libremente, aunque solo sean unos segundos.

Este tipo de individuos, si les reclamás dirán: "¿Pero qué les cuesta esperar un momento?". El punto es que es mi derecho, indistintamente del tiempo que me tome esperar, es mi derecho.

Como aquel -buchón- que en una intersección saca -la trompa- de su carro, ocasionando que los autos con vía tengan que bajar la velocidad y curvear su "bumper" para no chocar. Esto, por supuesto ampliará el tiempo que debe esperar el buchón para pasar; pero no le importa porque al menos logró atrasar un poco a los otros, liberando un poco del resentimiento social que trae guardado durante años.

Son una verdadera plaga, y desgraciadamente no hay mucho que podamos hacer el resto de los mortales. No se pueden eliminar con un zapato, como a las cucarachas; ni se pueden matar de un manazo, como a los zancudos. No se pueden cazar con una ratonera, ni sacar de nuestras vidas con una fumigada eficaz.

Tampoco podemos educarlos señalando su falta, porque ya la saben y les importa poco; ni se pueden -madrear- con el pito, porque ya se lo esperaban. Además de que corremos el riesgo de que se bajen y te agredan, porque tienen mucho menos que perder que nosotros.

Paciencia es lo único que podemos tener, esperar a que terminen sus chanchadas, y si podemos darles una miradita de compasión por lo -desgraciados- que son y por lo triste que debe ser vivir en el cuerpo de un bicho de estos que piensan que las calles son suyas, que son dueños del derecho o que vivir odiando que seamos como somos, cuando ellos son lo que son.

En fin, hay una plaga en las calles, y como cuando hemos ido de vacaciones a una playa infestada de zancudos, tenemos que vivir con eso, con paciencia y sin molestarnos tanto.

Lo que si podemos hacer es no ser parte nosotros también de ese grupillo. No violemos ni una sola ley de tránsito; no hagamos algo solo porque los demás lo hacen; no quitemos el derecho a los demás; y no nos excusemos con aquella frase de "nunca lo hago; pero...".

En este tema, hay dos tipos de personas conduciendo por las calles de nuestras ciudades; vos escogés de cual de ellos sos.

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