Nuestra vida con un Beagle

Nuestra vida con un Beagle
Vinicio Jarquín C., 25 de octubre de 2014

Yo sé que para tomar decisiones muchas veces debemos escuchar opiniones; pero también estoy seguro que no siempre tenemos que hacer lo que otros dicen, porque no todo funciona igual para ellos como para nosotros.

Cuando queríamos un perro; y luego decidimos que fuera un Beagle; escuchamos las opiniones de muchos; los que decían que la vida no cambiaría nada, o no mucho; así como los que decían que si lo haría de manera significativa.

También estaban los comentarios de aquellos que decían que el Beagle era –indomable- y pondría nuestra vida de cabeza.

A todos los escuchamos y valoramos la información recibida. Hoy por hoy nuestra KiKa Beagle tiene 5 meses de edad, tres de estar con nosotros; y la verdad es que casi todo, o todo, era cierto.

En muchas cosas no alteró nuestra vida, siguen igual; pero en muchos otros aspectos la vida dio un giro tremendo.

Nos deja dormir todo lo que queremos; siempre y cuando la llevemos a orinar antes de acostarnos. Ensucia un poco las alfombras, cuando no nos aseguramos que salga después de comer, dormir o jugar. Tenemos que visitar al veterinario cada 22 días para revisiones periódicas, vacunas, desparasitaciones, recorte de uñas, revisión de ojos y uñas, tomar el peso y la temperatura, y revisar la piel y patas; y procuramos que tenga el mejor alimento disponible.

¿Indomable?, para nada. No ha hecho ni una –torta-, porque hicimos que la responsabilidad de nuestras posesiones fuera nuestra, y seríamos nosotros los encargados de cuidarla y vigilarla.
¿Horas de sueño?, no nos ha quitado ninguna, dormimos lo que queremos, los tres, sin que ella moleste en lo absoluto.
¿Chineada?, absolutamente; pero eso no significa que no existan límites o que le permitamos hacer lo que quiera. Y nos cuidamos particularmente en la comida; le damos sólo lo que el –pediatra- dice; porque queremos tener siempre una Beagle delgada, hermosa, saludable y un pelo envidiable.
¿Satisfacciones?, son muchas. Sus momentos de juegos, alegrías, cariño y compañía. Hemos dejado atrás aquellos bellos hoteles de playa de cinco estrellas, por cabinas que permitan llevar mascotas, aunque todavía no la hemos llevado a la playa, esperando a que tuviera todas las vacunas.

Mi recomendación, por si a alguien le interesa, es tener una mascota; tener un Beagle; siempre y cuando podás cuidarlo y acompañarlo durante todo el día.

KiKa pasa dos horas al día sola en el patio; no porque no podamos cuidarla, sino porque necesitamos que tenga un poco de independencia; pero el resto del tiempo está acompañada en todo momento. Sale conmigo a trabajar, anda en el carro, salimos a caminar, jugamos, y cuando trabajo está debajo de mi escritorio. El comportamiento de mi mascota es mi responsabilidad.

Cuando salimos a cenar o a una fiesta, procuramos que se quede con alguien de confianza o la llevamos a la casa de la “niñera”; y los domingos almorzamos en restaurantes que acepten mascotas.

Si querés un perro para tenerlo en el patio o para dejarlo solo cuando salís a trabajar, ciertamente el Beagle no es una buena opción.



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