Invisibilidad

Invisibilidad
Cuando nadie sabe quién sos

Vinicio Jarquín C.
17 de mayo de 2015

Se vive la vida suponiendo que existís y que te ven, al punto que nunca te cuestionás tu visibilidad o invisibilidad. Caminás por tu ciudad y la gente hace contacto visual; manejás por la carretera y en algún semáforo el chofer del carro de al lado te vuelve a ver. Eso es ser visible en tu zona.

Te vas de viaje con tu pareja y esos dos términos dejan de ser importantes, disfrutás de las nuevas ciudades y de los tours que hagás, así como tenés un poco de interacción con las personas que trabajan en el hotel, en tareas de turismo o en los lugares que visitás.

Todo eso es normal y poco cuestionable, y me ha sucedido en cientos de ciudades que he visitado  en el globo; pero es muy distinto cuando llegás a un lugar en el que tienen una celebración general, y nadie sabe quién sos, ni comparten con vos su alegría y diversión, por razones obvias, sos invisible para ellos.

Acabamos de terminar un viaje de treinta días en el que visitamos cerca de veinte ciudades. La experiencia en algunas de ellas fue la misma que hemos tenido en otros tantos viajes que hemos hecho a lugares remotos e interesantes. Aunque en las que tenemos amigos el disfrute es distinto, y mucho más si nos invitan a su casa y podemos "saborear" como viven siendo ciudadanos en sus lugares; pero nuestro recorrido incluyó a Amsterdam.

Desde que estábamos ahí y semanas después me he cuestionado: ¿Qué fue lo que esa ciudad holandesa causó en mi?. Sé que la sensación en Bruselas fue distinta porque tenemos amigos; en Cataluña nos sentimos muy bien gracias al vínculo que formamos con los chicos del tour, y en Dubai fue parecido por conocer gente residente. Pero ¿por qué La sensación de Amsterdam es tan distinta a cuando fuimos a Dinamarca, Suecia o Hamburgo; o tan diferente como cuando estuvimos en Suiza esta vez o la vez anterior?

Queda claro que las ciudades en las que conocemos gente se viven distinto; pero aparte de esos ejemplos hemos estado en otras decenas de ciudades donde hemos vivido solos, y que a diferencia de Holanda, las vivimos con mejor sensación.

Holanda celebraba el día del Rey cuando estuvimos ahí, lo que parecía ser una gran experiencia, y la verdad lo fue; pero también eso contribuyó a que nos sintiéramos solos, ignorados e invisibles.

Las ciudad entera, o el país completo, celebraban una fiesta nacional. Todos, igual que nosotros, vestían símbolos color naranja. Todos bebiendo licor, cantando, bailando y disfrutando. Nosotros caminábamos entre ellos sin que alguien notara nuestra presencia. 

Vivimos la celebración, nos reímos cuando se reían y disfrutábamos su disfrute; incluso celebramos comiendo papas fritas y tomando muchas fotografías; pero Amsterdam nos ignoró.

No formamos parte de ningún grupo ni hicimos "pelota" conjunta en la calle. Fuimos invisibles en Amsterdam. 

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