Mi santuario

“Mi santuario”

Vinicio Jarquín C.
20 de marzo de 2016

Empezaré diciendo que mi santuario es el lugar creado en mi imaginación, en donde llevo de visita a personas que me resultan importantes, en donde oro por nuevos proyectos, tomó decisiones generales, me encuentro con Dios y decido el traje que quiero usar para el día, para mañana o para algunas actividades que pronto tendré o tengo. 

En diferentes seminarios de desarrollo personal te guían para que en tu imaginación podás crear ese lugar importante para vos; un refugio en el que se puede encontrar paz o fortaleza; en donde podés pensar y analizar, y en mi caso en donde puedo estar en la presencia de Dios.

Pero no es necesario hacer todo un seminario para poder levantar las paredes de este lugar santísimo y privado, ni tampoco tenés que tener los mismos motivantes que yo tengo, pero si es valioso crear un lugar en donde con los ojos cerrados, o abiertos, podás transportarte en busca de tu propia “baticueva”. 

En mi santuario tengo un altar para Dios, al que llegó a orar en las noches o en los momentos de angustia o felicidad, con dos sillas para mis padres; en una de ellas siento a mi papá para comentarle como están las cosas y qué ha pasado desde que se fue, y siempre lo siento orgulloso de mis resultados.

Tengo una sala de sillones blancos y mullidos que utilizó para acostarme a pensar y a diseñar, ya sean obras de arte, proyectos o etapas de la vida. También tengo un pequeño cuarto con televisores que muestran mi vida y mi forma de ser, para saber cómo me veo o cómo me ven los demás; para saber cómo camino o cómo me comporto en determinados momentos, siendo yo un observador; para estar seguro que efectivamente soy lo que creo ser. 

Tengo además una terraza hermosa con vista al campo, una cámara transportadora que enciendo para traer a mi papá y un armario lleno de trajes que puedo usar para ocasiones específicas. Aunque tengo una armadura no la he usado porque nunca salgo como guerrero; tampoco he usado los trajes llamativos; pero con mucha frecuencia me pongo la capa real, para sentir que soy el hijo del Rey, principalmente cuando voy a pedir un servicio y quiero que me traten con respeto y cortesía; así como cuando tomo un avión o utilizó aeropuertos. 

Tengo, sobre alguna mesita, unas copas en donde guardo recuerdos de grandes amigos, un caja cerrada en donde pongo alguna dolencia física que no quiero que salga a la luz y todas las paredes están decoradas con acuarelas que han sido importantes o fotografías en las que salgo con mamá o mi abuelita; además de la gran foto a la entrada en donde salimos Luis Fer, KiKa y yo.  

Es mi lugar secreto, eterno, infinito, sagrado y hermoso, que descansa junto a una montaña en una pradera de pastos verdes.

Te invito a crear tu propio santuario y a vivirlo en tu imaginación como el lugar sagrado en el que podés ser vos mismo, y darte la paz y las fuerzas necesarias para caminar por el mundo real. Te vas a dar cuenta que en momentos importantes de tu vida, tendrás a donde correr para vivir o sobrevivir, y al regreso estarás mejor.  

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