Las reglas sociales (Encachimbado)

“Las reglas sociales” (Encachimbado)
Vinicio Jarquín C., 17 de febrero de 2017



Hace algunos años, muchos tal vez, las reglas sociales solo funcionaban para la “sociedad” entendiéndose esta palabra entrecomillada como los de “la alta sociedad” porque el resto simplemente era (éramos) el pueblo; y en esa lista de detalles se encontraba el tipo de vestimenta que se debía usar en diferentes actos, cómo tratar a las otras personas, principalmente a los que socialmente estaban para arriba, cómo comer o comportarse en la mesa, y muchos otros detalles que parecían no solo ser importantes, sino de primerísima importancia.

Hoy en día mucho de eso ha cambiado, porque aunque siguen existiendo las reglas de etiqueta y el protocolo, todo se ha hecho más –light- y la gente se comporta más naturalmente, tal vez porque los –encopetados- han pasado a ser seres de otros tiempos. Todo esto podría ser sinónimo de –igualdad- para usar un lindo término, que finalmente termina siendo, en otras palabras, -igualados-, pero está bien y tal vez yo mismo estoy en ese grupo.

Y al decir “yo mismo estoy en ese grupo” me recuerda aclarar que, en este mundo de –igualados- en el que todos hacemos casi lo que nos da la gana, este comentario es mi forma de pensar y de ver las cosas o las “reglas sociales” y en ninguna manera estoy pretendiendo escribir un manual de comportamiento o la forma en cómo debemos proceder, solo es lo que me parece, lo que me gusta y lo que me –encachimba-.

Vestimenta, protocolo y consideraciones básicas:

Sigue siendo muy importante saber comportarse en la mesa y conocer el buen uso de al menos un tenedor y un cuchillo a la hora de estar comiendo con otras personas. Saber que el cuchillo solo se usa, como decía mi abuelo, “para dividir y subdividir los alimentos que se han de comer”, y no para tenerlo en la mano todo el tiempo, y mucho menos para señalar. O sea, se toma el cuchillo, se parte y se descansa en el plato mientras el tenedor lleva a nuestra boca los alimentos. Y ojalá que entendás que el cuchillo se poner acostado en el borde del plato, en la “esquina” superior derecha, y no se acomoda al lado, recostado, como si fuera el remo de madera de un bote. Así como otros detallitos importantes que espero que sean obvios para muchos, como no ingerir líquidos mientras los sólidos estén todavía en la boca, como quien quiere hacer una pasta digerible que da asco; que si se puede hablar con comida en la boca, principalmente luego de que se inventaron las comidas de negocios, por lo cual los bocados pequeños son una buena idea y no mantener una pelota de comida en el cachete, mientras se habla.
En fin, son básicas y supongo que son claras, así como saber vestirse de acuerdo a la ocasión, cada uno sabrá cómo y cuándo, es obvio que llegar en pantalón corto a una cena en una casa es de muy mal gusto.

Invitaciones:

Aunque podría parecer que esta parte es obvia, últimamente me he dado cuenta que no parece serlo para muchas personas. Si te invitan a una fiesta (por cualquier medio de comunicación o personal) confirmás o te disculpás si no podés ir. Si confirmás tenés que ir o cancelar con la suficiente anticipación, dependiendo claro de las circunstancias que te impiden llegar; algunas veces una emergencia de minutos antes te disculparía sin problema. No podés simplemente no llegar y decir –se me olvidó-, porque supuestamente mucho estará listo para tu llegada, y quien te invitó es alguien que te estima.

Facebook:

Mucho se ha hablado de la forma de comportarse en Facebook, de cómo atender una invitación en la que debés confirmar o cancelar y no solo simplemente dejarla pendiente o ignorarla; así como recibir un mensaje en el Messenger, leerlo y no decir nada. También se ha hablado hasta el cansancio de esas personas que suben una foto de, por ejemplo, un perrito comiéndose un –masmelo-  y etiquetan a todos sus amigos, para que lo vean y según él no se pierdan el retrato tan importante, aunque esas personas obviamente no aparezcan en la foto del siglo. Este es uno de los detalles que más me encachimban y que siempre me hacen enviar un mensaje de: “por favor no me etiquetés en fotos en las que no aparezco, porque empiezo a recibir todos los comentarios”.
Son muchos los detalles que se pueden mencionar acerca del comportamiento en Facebook, muchos que se han visto ya y otros que irán apareciendo en esta sociedad o ciber-sociedad que día a día se re-inventa. Y es que aunque algunos comportamientos son naturales para uno, no lo son para todos, y tenemos que ir teniendo paciencia para que cada uno vaya descubriendo lo que debería o no debería hacer en esta o en otras Redes Sociales similares.

Twitter:

Aunque lo tengo y algunas veces lo reviso, sigo sin entender para qué sirve y no me emociona mucho usarlo, así que lo dejaré de lado en este comentario.

Instagram:

Una bonita forma de subir una o dos fotos de lo que está pasando, de dónde estamos, de lo que vemos o de algún momento maravilloso que queremos compartir con quienes no siguen, pero suponer que en esta APP se pueden subir seguidas las 72 fotos de las vacaciones, es poco amable con quienes entran un momento para actualizarse de lo nuevo y los dejás pegados en tus fotos, incluyendo aquella en la que solo se ven tus piernas de la rodilla para abajo, los dedos gordos y al final el mar en jacó.

Snapchat:

Otro de los nuevos inventos del hombre. Se trata de una APP en la que podés subir fotos o vídeos que se mostrarán solo por unos segundos, tantos como lo configuraste. Entonces la gente te sigue y te ve, pero no queda evidencia de lo mostrado porque, como en Misión Imposible, se –autodestruye- muy pronto.
Es una red diseñada para ser “hipócrita” o “esconde las uñas”, por favor nótese el entrecomillado en ambas definiciones para que no aparezcan resentimientos. Podés mostrar lo que querás, pero nadie podrá juzgarte o acusarte, y aunque el teléfono te da la opción de hacer un “print screen” o sea hacer una captura de la pantalla e inmortalizar el momento en donde el perro se meaba en la pierna de tu amigo, este comportamiento es “inaceptable”. Interesante que no se permita hacer algo que la APP sí lo permite; pero ¡claro!, es que si lo hacés estarías dañando la confidencialidad de aquel que, muy confidencialmente, compartió una foto que no quiere que nadie comparta, y lo hizo solo con sus 327 amigos íntimos y de confianza absoluta. ¡No lo entiendo!, y mientras llego a comprender este comportamiento, seguiré guardando esas capturas de pantalla, je je, por si alguien quiere ver el tipo de perro que mojó la pierna del fulano, ¡fue divertido!

Whatsapp:

¡Caramba!, ¡Cómo me costó llegar a este punto (Whatsapp)!, que fue la razón por la que empecé a escribir este artículo y por ser lo que más me encachimbó recientemente.

También aquí hay muchas reglas de cortesía de maneras de comportarse. Seguramente yo también he roto muchas de ellas, porque tanto en esta APP como en las anteriores y otras más, lo más importante es comportarse como uno es, haciendo lo que se cree correcto, le guste a quien le guste, y si no que se salga. Ni modo.

Pero, dicho lo anterior, existen cuestiones de sentido común, una de ellas e insisto que es desde mi óptica, la anotaré como ejemplo:

Ejemplo:
Tenemos el grupo de los graduados de la clase de mecanografía en 1842 en donde somos 20 personas. En algún momento alguien decide hacer una reunión para celebrar los 175 años de haber salido, incluyendo a la profesora que era mucho mayor que el resto. Entonces hacen un segundo grupo llamado, muy originalmente: “reunión para celebrar los 175 años de haber salido”, aunque Whatsapp, por limitación de caracteres solo dice: “reunión para celeb…” y el resto tenemos que saberlo.

En ese nuevo grupo se incluyen a las mismas 21 personas del grupo inicial, y se decide hacerlo aparte para que si alguien no quiere estar enterado de los detalles pueda salirse, pero que siga estando en el grupo inicial con todos sus ex compañeros.

Siguiendo con este ejemplo hipotético (obviamente) resulta que de 10 personas que no podrán ir, seis de ellas tampoco les interesa saber nada al respecto, porque les cansa los detalles de la planeación y las fotos que puedan enviar, entonces se salen dejando a 15 activos fiesteros.

Dentro de ese grupo está Laurita, fiel seguidora de Internet, una “chica” de esas que se cree todo lo que encuentra en la red, que considera que sus amigos deben leer todos los mensajitos que ella recibe, que cada mañana envía un saludo de “buenos días” hecho por un diseñador gráfico de poca monta. Una chica que, con su “ternurita”, está aplicando para ser un Teletubbie o el más cariñoso de los Ositos Cariñositos.


Laurita está imposibilitada para no publicar, algunas veces diciendo “no sé si sea cierto”, pero lo pongo por si acaso, en aquella noticia, por ejemplo, en la que dice que Trump quiere comprar Costa Rica.


Laurita entonces, que como sabrán está dentro del grupo de los ex compañeros y también dentro del grupo de la fiesta, vaya o no, porque tiene que vivir enterada de todo. Ahora cada mañana envía un mensaje de –feliz día- aunque lo que está logrando es el resultado contrario, tanto a un grupo como a otro.

Ahí voy al punto, finalmente llegué. Será que en la escuela no estudió “Los conjuntos y los sub-conjuntos”, no sabe que si pone el “cabrón” post en el grupo de ex compañeros lo verán todos, y que no necesita ponerlo además en el de la fiestecita. Así como no entiende que si felicita a uno de sus compañeros en el grupo de ex compañeros, valga la redundancia, no tiene, repito: NO TIENE que hacerlo además en el otro.

En fin, son tantas las reglas de cortesía y de educación que deberían seguirse en las redes sociales y en las APP (sociales) que es difícil enumerarlas, pero lo más importante es que nadie debería escribirlas porque son por sentido común y en la mayoría de los casos dependen de cada uno, así como cada uno decide a quien sigue, de quien se deja seguir, que lee y que borra.

Y tan es así, de sentido común, que también hay gente como Marito que dice: “tan linda Laura, siempre pone mensajes de feliz día en ambos grupos, me encanta”.

¡uf!, ¡Me vomito!, me voy.


Vinny

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