Atacados por una fiera enorme

Atacados por una fiera enorme

Vinicio Jarquin C.

2 de abril de 2017


Está noche, estando en Belén. Salí a caminar con KiKa, y por ser un condominio no teníamos necesidad de cerrar la puerta de la casa, además solo serían unos minutos. 


Hicimos el recorrido habitual mientras la nariz del Beagle se daba gustos recorriendo el zacate y cuanta matita decoran los jardines, porque seguramente antes que nosotros algún animal anduvo por ahí, dejando evidencia para ser encontrada por su privilegiado olfato. 


Terminamos la rutina y muy tranquilos caminamos de vuelta. Entré a la casa seguido por ella que venía detrás, a la distancia que la correa permite. De pronto algo llamó mi atención en la sala que estaba completamente oscura, y al mirar, todavía desde la puerta, pude ver un enorme animal saltar hacia mi. Por supuesto que mi grito llamó la atención de Luis Fer que estaba en el segundo piso. 


La fiera venía en el aire, posiblemente hacia mi. Cayó sobre la mesita de la entrada haciendo un escándalo al chocar contra los adornos y continuar su huida hacia la calle, antes de que cerrara la puerta.


En ese momento pude ver que era un gato café oscuro manchado, que en su segundo salto cayó sobre el lomo de KiKa, para seguir al suelo y correr como alma que lleva el pisuicas. 


El ambiente era de terror, yo había visto venir un animal enorme, mi grito asusto a KiKa, los adornos de la mesa sonaban y los dos animales habían perdido el equilibrio. 


Creo que KiKa no se dio cuenta que fue lo que la golpeó, y luego estaba oliendo como quien dice: -Aquí huele a gato. -¡Claro que huele a gato!, ¿Qué crees que fue lo que te cayó encima?


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