Educando a nuestro inconsciente

Educando a nuestro inconsciente
Vinicio Jarquín, 10 de setiembre de 2017

Recientemente me comentaba una amiga que en su cabeza existe esas vocecita o diablillo que le sugiere qué hacer o qué no hacer en determinados momentos. Situaciones de poca importancia, pero que de todos modos siempre se daban. 

Hablamos específicamente de dos ejemplos. Como cuando es domingo y se está alistando para ir a misa, y aparece esa voz o sensación que le expone otras opciones para hacer, desde quedarse en cama viendo tele, o simplemente no ir, porque ¡qué pereza! También aparece en el momento de estar frente a un postre y tomar la decisión de meterle o no calorías extra a su cuerpo.  Ella lo llama "ese diablillo" que siempre me trae otras opciones. 

Me parece que es normal y que a muchos les pasa, pero intenté darle una mejor opción para estas situaciones específicas, apoyado un poco en la PNL y el control que debemos tener con el subconsciente o inconsciente. Y por supuesto con un matiz cristiano que de una u otra forma son dos elementos importantes que me forman. 

Le dije que de existir el diablo (o diablillo), posiblemente él ni siquiera sabría de su existencia, así que sería bueno dejar de nombrarlo. Además, continue diciéndole en mi papel de cristiano (pandereta), si eso se da en tu casa, cómo es posible que el diablillo tenga acceso a esa zona -santa- y protegida por tu fe y creencias. Le expliqué que yo creía que más que de una deidad, esas voces venían de ella misma, de su interior. Y ahí conecté la PNL.

El inconsciente, le expliqué, es nuestro mejor amigo. Trata siempre de protegernos, ayudarnos y darnos la mejor opción que, según él, tenemos. Pero que no siempre es lo más acertado en cuanto a qué queremos o qué nos conviene, y que por lo tanto tenemos que informarlo y explicarle, y dejarlo que obre de la mejor manera, ya sabiendo nuestros gustos y norte.

Entonces, qué tal que el domingo en la mañana, cuando te haga ver -la pereza- de alistarse para ir a misa, le expliqués que eso te hace feliz, que te hace sentir bien, y que te gustaría que no le pusieras obstáculos, sino más bien que te motive para eso.

O cuando vayás a comerte ese postre que posiblemente te engordará un poco, hacer un trato con tu inconsciente. Decirle que le harás caso y que esta vez te lo comerás, pero que no haga berrinche la próxima vez que digás que no. Y por supuesto advertirlo que si has decidido comértelo, lo harás sin cargos de conciencia.

Hacete amiga de tu inconsciente. Explícale qué te conviene, qué te gusta y qué querés. Hacé tratos y pactos, y divertirte jugando con vos misma, en esos ratos en que están solos. 

Vinny

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