¡ ¿ Resentimiento ? !

Algunas veces cuando escribo, el ego se apodera de mi, y expreso los detalles como si tuviera la respuesta correcta para todos; luego reviso lo anotado y trato de escribir más universalmente, o alguien llama mi atención con algún comentario, y permito a la humildad hacer su trabajo, y darle un giro a lo que consideré que era “la pomada canaria”, perfecta para todos.

Otras veces, como lo estoy haciendo en mi libro “El Viaje”, anoto la problemática o la situación, según corresponda, y señalo las herramientas que a mí me sirvieron en ese momento, por si pueden servirle a alguien. O finalmente como lo hago hoy, puedo escribir sin tener respuestas posibles, o “bateando” entre ellas, que es cuando no pretendo dar una posible solución, sino simplemente hacer conciencia de lo que sucede, para estar atento a la posible solución o alternativa, a la herramienta adecuada, o a ser permeable a lo que la vida quiera decirme para aprender, crecer y avanzar.

Esta mañana me cuestionaba acerca del resentimiento que algunas veces tengo con algunas personas, por acciones que hicieron o no hicieron, y quedó sin respuestas con respecto a mí actuar. Sé que los principios cristianos dicen que hay que perdonar y olvidar, pero ¿qué significa olvidar?, porque la memoria no se puede trabajar manualmente. También, alguien más -legalista- habla de poner la otra mejilla; pero eso de verdad se ajusta a nuestros tiempos, ¿andar por ahí recibiendo golpes y ponernos para que nos den otro?; y así, muchas preguntas se revientan contra y dentro de mi cabeza, tratando de encontrar la mejor solución. 

El autofacilitador que tengo instalado corre para buscar la mejor alternativa, analizar el equipo, como lo hace un ingeniero de sistemas, para encontrar el daño; aunque en este caso no funciona eso de "apagar y prender". Las herramientas aprendidas a lo largo de mi vida, se revuelcan en su caja esperando ser llamadas. Ellas no pueden actuar por sí solas, pero están listas para trabajar cuando sean solicitadas o llamadas a la acción.

La inteligencia emocional camina como si supiera las respuestas, pero está tratando de saber qué hacer. Ella tiene que descubrir las emociones y los sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos y crear una motivación propia, así como gestionar las relaciones personales; pero tiene pocas variables para encontrar, tanto el problema como la solución. 
Y finalmente la resiliencia, que es la encargada de superar las circunstancias traumáticas, no puede dar en el clavo rápidamente, y aunque su posible solución generalmente va de la mano con los principios cristianos que tengo instalados, el autofacilitador no le da luz verde para la recuperación, y por lo tanto las herramientas siguen sin instrucciones claras para actuar, provenientes de la inteligencia emocional.

Creo que cuando nos vemos en una de esas circunstancias de resentimiento, muchos ya sabemos qué es lo correcto, la inteligencia emocional y la resiliencia lo indican, pero la verdad es que aunque sepa que es mejor dejar ir y olvidar, no encontramos las herramientas para hacerlo.

Esta mañana mientras revisaba Facebook pude ver la publicación de una amiga muy cercana; una nota que no tenía nada que ver conmigo, pero me hizo sentir resentimiento porque recordé que aunque somos o fuimos muy cercanos, no he recibido ni una llamada suya en los meses en que he estado pasando por el dolor del luto por las recientes pérdidas que tuve.

Entonces mi sistema "colapsó" (entre comillas porque no es para tanto), y empecé a hacer una lista de esas personas que últimamente han tenido acciones que no van con lo que yo llamaría "solidaridad". Esas personas que se esperaba que estuvieran cerca y que reaccionaran en determinados momentos, y prefirieron alejarse y como lo dijeron "hacer sus propias vidas", alejándose de la responsabilidad, y las obligaciones que trae la familia o el amor por ella.

La lista continuaba creciendo en mi cabeza. Sabía que lo conveniente era olvidarse del tema y correr a la acera de la felicidad; no contarlos y no pensarlos; pero era muy difícil, porque de alguna forma el resentimiento suelta algo en el cerebro, que aunque el pensamiento lastima, la sensación nos da un incentivo para seguir pegados en el tema.

Pude notar que el diario vivir es una secuencia de sensaciones en las que nos metemos a nadar, en una o en otra, y que una vez dentro del agua es difícil salir. Cuando pienso en las cosas lindas, voy de una a otra, haciendo una lista maravillosa. Así como cuando algo me molesta, todo empieza a molestarme y me quedo pegado en eso. Hoy sucede con el resentimiento; que me tenía inmerso en esa lista y esas sensaciones que no me dejan salir; que no me gustan y que no terminan de no gustarme.

Entonces, ya sé lo que voy a hacer, y también sé que vos sabés que es lo que mejor te conviene; buscaré en mi caja de herramientas lo que necesito para botar esa puerta de ese cuarto en el que hoy estoy encerrado, y salir a buscar la luz o nuevos y mejores temas. No sé cuál herramienta, así que no te lo puedo decir. Lo que sí sé es que tengo que tomar acción para salvar el sistema y para que la felicidad no se maltrate. Te recomiendo que hagás lo mismo cuando estés en estas circunstancias. Aunque no sé qué recursos y qué herramientas son las adecuadas.

Por eso y por lo pronto, me voy de viaje... me voy al interior de Vinicio Jarquín.

¡Buenos días Chitos!, donde quiera que estén.
Vinicio Jarquin .com

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