DIARIO DE VIAJE 19/05/2013 Praga

DIARIO DE VIAJE 19/05/2013
Alemania (en ruta a Praga)

7:51 am. Estación de Halle en Alemania
Parqueado esperando reparaciones.

Lo normal sería que para este momento estuviera reportando desde Praga, o bien en territorio Checo; pero recién nos despertamos estando parados en esta estación, y "Cosito" nos informa que estaremos un rato más aquí, y que durante la noche, por un problema con los motores, perdimos dos horas de viaje y que es el tiempo que venimos retrasados. Espero que esas horas no aumenten y que pronto salgamos de aquí.

Si viniéramos en clase económica sería una pereza esta perdida de tiempo; pero en la forma en como estamos viajando el retraso no es mayor cosa, salvo que no llegaremos a Praga temprano; pero igual tenemos mucho tiempo allá.

El teléfono de Luisfer con Roaming del ICE pitó anoche dándonos la bienvenida a territorio alemán y a la cobertura telefónica germana.
Gracias a que tenemos teléfono y debido a nuestro retraso, llamó al hotel en Praga para que monitorearan el tren o bien para que supieran que venimos retrasados y darles una hora estimada de llegada, para que el chofer que nos recogerá en la estación no se quede esperándonos, o no se vaya sin nosotros.

8:58 am. Estación de Leipzig, Alemania
Un evento al mejor estilo KGB, que no sé cómo terminará o si ya terminó.

El año pasado, como recordarán algunos de ustedes, tomamos un crucero en el Mar Báltico. Volamos a Hamburgo en Alemania, donde pasamos unos días; luego nos fuimos en tren para Copenhague, ahí tomamos un barco y visitamos Letonia, Estonia, Rusia, Finlandia y Suecia, de donde salimos rumbo a Costa Rica vía Londres y Miami.

Hecho este resumen del crucero "Serenata en el Báltico" también les recordaré que en aquel entonces escribí acerca de los miedos que durante mi juventud tuve de estar en alguna de las ciudades para allá de La Cortina de Hierro, luego de ver tantas películas en las que un turista es testigo de algo que los buenos o los malos quieren, y es perseguido por unos y por otros. En este viaje no lo pensé, hasta que casi sentí haberlo vivido.

Como les dije, al despertarnos esta mañana estábamos estacionados en Halle (Alemania); y nos bajamos a estirar piernas, a recibir aire fresco y conocer la estación. En el andén o plataforma habían varias personas haciendo lo mismo, incluyendo a un muchachito notoriamente de la zona, de una cara muy bonita, acompañado de un gordo horrible y grande. No parecían padre e hijo, ni dos hermanos, ni pareja.

El muchachito estaba con un suéter de gorro que mantuvo puesto casi en todo momento. El gordo estaba en chaqueta y nos veía mucho, en tono amenazante o defensivo.

Estando ahí pasó una locomotora de carbón, con el cajón lleno de las piedras negras que la alimentaban y luego de un "aceleronazo" sacó una inmensa nube de vapor que cubrió por completo la máquina y más allá.

Lamenté no haber tenido mi cámara en ese momento, así que por si acaso, la fui a traer. Claro que ya, cámara en mano, aproveché para tomar fotos por aquí y por allá. El majecito casi siempre se escondía detrás del gordo; pero como yo tengo sangre de -paparazzi- no me quedé tranquilo hasta que lo capturé.

Al entrar al vagón me topé a "Cosito" y quise tomarle una foto para el recuerdo, así como tengo fotos de Ramiro, el mayordomo en el crucero. En ese momento no pude lograr la foto del "azafato", sino después. 

El punto es que, después de ese intento de foto me fui para nuestro camarote; pero el godo "hediondo"  se paró en el angosto pasillo y no me dejó pasar. Me dijo:

-¿Usted habla inglés?
-Sí
-¿Usted tomó fotos?
-Sí
-¿Usted tomó fotos de mi?
No
-¿Usted tomó fotos de mi cara?, ¿Tiene mi cara en sus fotos?
No, para que las iba a querer.

Estaba, ciertamente, en una situación incomoda que en otro momento de mi vida hubiera pensado que sería casi de pesadilla. Tenía muy pocas opciones para salir de esta situación que podría pasar a más, sin conocer o imaginar hasta donde llevaría o con qué tipo de personas me encontraba.

Yo soy dos personas distintas antes y después del entrenamiento antiterrorista y de ataque, que alguna vez recibí. Pero mi preparación no incluía ninguna defensa cuerpo a cuerpo o salvaguardar la vida utilizando los propios recursos, y ciertamente no estaba a mi alcance ninguna de las armas con las que en aquel entonces me había entrenado. Y mi capacitación tampoco incluía formas o recursos para mantener el control de la situación.

Estaba frente o dentro de una de esas situaciones que tanto temí en el pasado en una ciudad que no sé que tan cerca esté de Alemania Oriental, o si ya estábamos dentro. No sabía si estábamos por entrar al territorio detrás de lo que alguna vez fue la Cortina de Hierro, o si ya lo habíamos hecho rumbo a lo que otrora se llamó Checoslovaquia.

A todo esto, el gordo continuaba bloqueando todo el pasillo sin dejarme pasar. Luisfer había caminado delante de mi y ya estaba en el "camarote" sin saber lo que estaba sucediendo, el gordo había bloqueado el pasillo después de que el pasó, y antes de que lo hiciera yo.

Mi única arma era el no acobardarme, y no lo hice. Recurrí a las recomendaciones de Norman en situaciones amenazantes, e hice justo lo que él hubiera hecho. Caminé un paso más hacia el gordo, levanté la cabeza y miré al cabrón mantecoso directo a los ojos, y le dije: -Muévase.

Sigo con vida, el gordo se quitó.

Entré a nuestro camarote y con gran habilidad saqué otra tarjeta de memoria del maletín, la cambié por la que tenía puesta y tiré algunas fotos de la habitación y por la ventana. Si el maje viene y sucediera un altercado y con alguna autoridad exigiera llevarse la tarjeta de memoria, no sería la grande, en la que tengo muchas fotos, incluyendo su asqueroso rostro.

Son las 9:52 am, seguimos en ruta a "Checoslovaquia",  seguramente ya dentro de Alemania Oriental, obviamente detrás de la "Cortina de Hierro".
Soy Vinicio Jarquín, un pasajero americano en un tren en el centro de Europa, en el que se hablan varios idiomas germanos, y posiblemente soy testigo de algo que nunca debí saber. Viajo viendo por la ventana, temeroso o atento a que en cualquier momento toquen la puerta y al abrir nos encontremos cara a cara con oficiales de uniforme azul o café, que lleven bordadas las letras KGB, que no hablen ninguno de los idiomas que conocemos, y vengan en busca de respuestas, mismas que no tengo.

A ratos pienso que la tarjeta de memoria, conocida hoy como SD, pueda ser el equivalente a un microchip, por eso la he guardado en una bolsa de mi chaqueta, lo más alejada posible de La cámara.

10:16 am. Acabamos de llegar al andén en Dresde en Alemania. Si estuviéramos en otro tiempo ya estaríamos, ciertamente, dentro de la Cortina de Hierro. El gordo se bajó del tren unos minutos; pero yo sigo en el camarote; esta vez no me bajé.

Me sentiré seguro cuando lleguemos a Viena en Austria el 23 de mayo, ya fuera de la Cortina de Hierro; pero días más tarde viajaremos a Budapest en Hungría, de vuelta a territorio enemigo. Espero no empezar a añorar el momento en que por fin lleguemos a Madrid en España.

10:54 am paramos en Bad Schandau, sin reportar novedade.
Es un día muy soleado, aunque no sé si está caliente o frío. Hemos viajado mucho rato junto al río, viendo casas, turistas locales practicando deportes acuáticos.

Hace unos minutos timbró el teléfono, dándonos la bienvenida a la cobertura telefónica checa.

Llegamos finalmente a Praga. El chofer nos estaba esperando en la estación, con saquito y corbata. La estación es mucho superior a la de Zürich, aquella parecía un galerón, y esta un aeropuerto.

Llegamos al hotel... más tarde sigo.

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