"Fanáticos religioso"

"Fanáticos religioso"
Vinicio Jarquin, 2 de agosto de 2013

Sin afán de ofender, solo intento entender.

Nosotros somos hijos de Dios; Jesús es hijo de Dios. Eso quiere decir que Jesús es hermano nuestro.

La Virgen es la mamá de Jesús, que sería nuestro hermano; entonces la Virgen no sería nuestra madre, sino la de nuestro hermano.

Si suponemos que la Virgen es nuestra madre, porque es la madre de la Trinidad; ¿cómo es posible que La Virgen, habiendo sido escogida por Dios, sea la madre de Dios mismo?; y habiendo sigo Jesús engendrado por el Espíritu Santo, ¿cómo es posible que María sea la madre del papá de Jesús?

Yo lo que creo es que Jesús era hombre y era Dios. Hijo de Dios, y nacido hombre por la participación del Espíritu Santo en el cuerpo de una santa mujer escogida y guardada para tal acto maravilloso. Pero eso es lo que yo creo, y no por eso te obligo a hacerlo, no te critico si no lo hacés.

También creo que María es la madre de Jesús en su parte carnal, no en su ser Dios; lo que definitivamente desestimaría el concepto de que es la Madre de Dios, sino de Jesús; y por lo tanto tampoco sería la Madre de la humanidad, porque Jesús no tuvo hijos.

Interesantes conceptos y apreciaciones de alguien como yo, que verdaderamente no sabe a ciencia cierta como funciona todo esto, y que conoceré las respuestas, supongo, hasta el día que me muera.

Muchos piensan como yo, algunos creen mucho menos, y otros mucho más. Supongo que en la variedad está el gusto.

Sigamos un poco más allá. Hay quienes dicen que la Virgen subió al cielo en cuerpo y alma; pero eso no lo dice la Biblia, es considerado un dogma de fe de una organización que ciertamente está un poco (por ser condescendiente) venida a menos. Entonces, tenemos que suponer que muchas cosas debemos creerlas aunque no estén escritas; pero ¿tenemos que aferrarnos a cada letra escrita cada vez que tengamos que criticar a alguien?.

Tal vez lo que intento con todas estas interrogantes es hacer ver que ninguno de nosotros tiene respuestas claras con respecto a la esencia de Dios o a como se dieron los hechos hace más de dos mil años; entonces, con tan pocos conocimientos, no deberíamos juzgar a nadie en la forma de vivir su vida o hacer sus cosas, al menos no suponiendo que conocemos la verdad.

Miles caminaron a Cartago movidos por su fe, ¿equivocados o no?, no tengo la más remota idea; soy absolutamente ignorante en el tema; pero los respeto por ponerse sus tenis, literalmente, y caminar con respeto en busca de lo que creen.

Pero espero, que cuando sea yo al que vean viviendo una vida diferente, movido por distintas creencias, respeten mi vida y lo que he decidido hacer, porque, como yo, ustedes también son ignorantes de como deben ser realmente las cosas, y de la voluntad de Dios en mi vida.

Muchos han muerto a manos de quienes creyeron tener la verdad absoluta; suponiendo una verdad universal, cuando realmente deberíamos creer que cada uno tiene una relación personal con Dios, y su fe es marcada según su relación, al margen de lo que la mayoría considere que debe ser.

Hombres de muy poca escolaridad escribieron decenas de libros que deberían ser ley hace más de veinte siglos. Estos escritos fueron agrupados, al menos algunos de ellos, y hoy se presentan como la santa palabra que debe ser ley el día de hoy. Leámoslos con cuidado y tratemos de vivir la vida en santidad que muchos de ellos anotan; pero no  los utilicemos para juzgar o condenar.

Dejemos que las mujeres hablen en público, permitamos que los agricultores siembren semillas de varios tipos, usemos artículos de piel de cerdo, evitemos que las esposas sean propiedad de sus maridos; y así, como estos ejemplos, desestimemos muchas de las ordenes o leyes que ya no son vigentes.

El problema con este gran libro, es que muchos consideran que algunas leyes ya no aplican, otros consideran que son otras las que deberían dejarse de lado. Nadie tiene claro cuales sí y cuales no; pero se aferran como "perros furiosos" a las que consideran que si, en su concepto personal. Un concepto que solo debería reflejarse en su vida y no en la de los demás.

Por ejemplo, como aquel hombre que usando zapatos de piel de cerdo, se atreve a decirme que la Biblia manda que yo haga esto o aquello, o que no haga esto o lo otro, cuando él mismo no está cumpliendo con todos los mandatos, tan solo porque él decidió qué creer y que no. Si tiene el coraje de escoger que rige y que no, que lo haga para si, no para mi.

O aquella mujer en enaguas y cabello corto que con la Biblia en la mano se da el lujo de criticar a otros en público, tan solo porque ella decidió qué creer y que no. Si tiene el coraje de escoger que rige y que no, que lo haga para si, no para mi. Y si va a creer en cada una de las palabras escritas, entonces que primero pida permiso a su marido para hablar, ella sería, por lo tanto, de su propiedad.

En resumen, con respecto a estos libros. Leámoslos, estudiémoslos y apliquemos las grandes enseñanzas a nuestras vidas, no intentemos aplicarlas a las vidas de los demás.

Después de plantearme todas estas interrogantes, en lugar de obtener respuestas, solo tengo más preguntas. Lo que voy a hacer es leer ese libro, desestimar las cuestiones meramente culturales de aquellos tiempos y tratar de vivir la vida de respeto que muchos de ellos recomiendan. Trataré de ser mejor y de mantener viva mi relación con Dios; me revisaré internamente para juzgarme y para cambiar el camino, cada vez que sienta que me estoy desviando del norte de lo que Dios espera de mi. Y lo que también sé, es que todo esto será una cuestión personal, mi decisión y mi forma de vivir, y no pretenderé que los demás tengan que hacer lo mismo. Mi relación con Dios es mía, y la tuya es tuya.

Y el día que me señalés te muerdo el dedo.

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