“Una tarde noche al anonimato”

“Una tarde noche al anonimato”

Vinicio Jarquín C.
3 de setiembre de 2013

Periódicamente  me veo con Rosibel y Sylvia para una tarde de café. Un rato que siempre se alarga hasta la noche, aunque hayamos planeado que no sucederá; pero es difícil lograrlo cuando tenemos tantas cosas que decir y compartir, y sabiendo que nuestra historia juntos lleva más de treinta años.

La última cita la planeamos Rosibel y yo, y Sylvia aceptó dejar de lados sus obligaciones regulares para que juntos, los tres, pasáramos uno de esos momentos tan divertidos.

La cita quedó en firme para el miércoles anterior en Starbucks de Avenida Escazú. Ciertamente esta no es una de las cafeterías más “fancy” de San José; pero si es la más de moda y nos parecía divertido reunirnos ahí; que de todos modos es mi cafetería preferida cuando estoy fuera de Costa Rica.

 Todos saldríamos de Rohrmoser, así que decidimos ir juntos, yo pasé por ellas; ellas siempre suelen pasar por mí.

Fuimos al lugar, hablamos de todo un poco, y de algunas cosas mucho. De familias, de amores, de trabajo, de viajes, de estudio y uno que otro chisme de antes y de hoy. Hasta fuimos invitados a una degustación de café en Starbucks, en donde probamos un delicioso producto de Kenia, en una linda cafeterita que no sé como se llama, aunque a Sylvia le resultaba familiar y Rosibel estaba tan perdida como yo.

La cuenta la pagó S porque R y yo estabamos por entrar a nuestro mes de cumpleaños.

Al terminar ahí, ya entrada la noche sin lluvia, caminamos un poco por Avenida Escazú, que estaba como en "feria". Lo entrecomillo porque en ese lugar, aunque tenía luces y actividades, distaba mucho de parecer un turno. 

La gente de Nova estaba regalando palomitas de maiz y otras modelos daban tiquetes de una rifa sorpresa, en la que no estábamos particularmente interesados.

Aunque cada uno, con alguna regularidad, está en Avenida Escazú, lo hacemos para tareas puntuales y no para caminar por ahí, así que eso seguía siendo algo diferente.

Pasamos frente a una galería que no conocíamos, la de Karen Clachar, a quien tampoco conocíamos. Parecía que estaba inaugurando o que estaban en medio de un Vernisaje, así que entramos a conocer. Mucha gente dentro, obras maravillosas estaban siendo expuestas, y dos que tres "estudiantes" hacían algunos trabajos plásticos. Luego nos dimos cuenta que no eran precisamente estudiantes de Karen, sino de la UCR; y que su trabajo de verdad que no era de principiantes; incluso eran profesores.

En fin, la noche parecía cobrar altura, ya habíamos comido algunas bocas y Sylvia iba por la segunda copa de vino. Ya nos habíamos presentado con algunas personas, cuando de pronto se armó un círculo alrededor de un hombre del que todos estaban hablando.

Resulta que era Carlos Capelan, famoso y reconocido artista uruguayo que estaba en Costa Rica por invitación de Karen, a quien pudimos reconocer hasta este entonces. Y la rueda era como Karen lo presentaba a los artistas invitados, y por supuesto a nosotros que estábamos ahí, casi al mejor estilo de "Tony y Douglas, del Túnel del Tiempo".

La visita del Sr. Capelán obedecía a un proyecto que haría, junto a algunos artistas nacionales, en un mural en Avenida Escazú.

No habíamos podido separarnos o despistarnos para que nuestra presencia no fuera advertida, cuando alguien gritó: "Foto de grupo". Y aunque intentamos zafarnos del tumulto, no lo logramos y en pocos minutos estábamos frente a la pared "virgen" todavía, rodeados de artistas y ante el lente de la cámara que tomaría la foto que inmortalizaría nuestro paracaidismo. 

En fin, nos tomaron la foto, y cuando todos regresaron a la galería, aprovechamos el momento para -despistarnos- hacia el parqueo y dar por terminada esta noche tan divertida y poco común.

Pero la vida nos tenía guardada una sorpresa. Al día siguiente el implacable Facebook evidenció nuestra presencia en ese lugar. No supe que así había sido hasta que recibí un mensaje de Fabio Herrera felicitándome y deseándome suerte  por lo que sería, según él, mi participación en el mural de Avenida Escazú, junto a Carlos Capelán y un grupo de artistas plásticos costarricenses.

Mi único deseo era que nadie supiera que estuve en ese lugar sin haber sido invitado; pero no lo logré, y me pude dar cuenta cuando vi la foto publicada. Cerca de 25 personas en ella, y solo nosotros tres no estábamos etiquetados; ja ja, nadie nos conocía.

Saludos mundo, soy Vinicio Jarquín, y esta es mi confesión


Comentarios

Entradas populares