Sed de sangre
“Sed de sangre”
Vinicio Jarquín C., 1 de
febrero de 2017
CR Hoy amanece con un
vídeo grabado hace unos 10 días en donde un Mustang y un carro blanco pasan
corriendo sobre la carretera hacia el Pacífico Central, rebasando sobre línea
amarilla, lo cual es completamente inaceptable desde cualquier punto de vista,
aunque algunos comentarios de las noticias dicen que se le permite a ese tipo
de carros porque son muy rápidos y tal vez los otros conductores venían muy
despacio.
Otras personas dicen que
definitivamente debe ser el mismo Mustang del accidente en Curridabat y muchos
otros aseguran que como el otro carro que participó en lo sucedido con los
ciclistas era blanco, debe ser este porque en caso contrario sería demasiada
coincidencia, como si en Costa Rica solo hubieran unos 3 o 4 carros blancos.
CR Hoy no comenta nada
del carro blanco, solo del Mustang negro, porque quizá el primero no era
necesario para levantar los ánimos de la población, mientras cientos de
comentarios hablan de lo que deberían hacerle al chofer que mató a los
ciclistas, sin tener las pruebas necesarias y confiando solo en lo que la
prensa dice.
No sé si efectivamente
quien conducía el Mustang tuvo toda la culpa del accidente, aunque voy a
confesarles que según la información que he recibido de las noticias indica que
tuvo toda la responsabilidad y que no hay forma de que salga librado de esta
situación, y de ser así aplaudiría nuestro sistema legal y judicial; pero no lo
sé.
He leído a gente que
critica al juez que no detuvo al conductor, gente que evidentemente juzga por
la información recibida por las noticias, mismas noticias que muchas veces
criticamos por su parcialidad, pero que hoy los consideramos como la evidencia
contundente, sin ponerse a pensar las evidencias que han llegado a la oficina
del juez.
Insisto en el hecho de
que muy probablemente sea culpable y de serlo espero que pague. No lo justifico
diciendo que muchos hemos cometido errores o imprudencias, porque de ser
culpable la suya ha tenido un precio muy alto y debe pagar; pero mi punto es
que mientras no tenga valores de peso u oficiales, no podré juzgar, ni linchar
al conductor.
Otros refuerzan su punto
de vista hablando del estado etílico del conductor, a pesar de que la prensa
(suponiendo que es cierto) dice que los resultados del consumo de alcohol se
tendrán hasta dentro de un mes, lo cual debe ser un punto importante para que
el juez no lo metiera a la cárcel.
Mi punto desde ayer, y
sigue siendo el mismo, es “la necesidad de sangre” que tienen unos o muchos; tal
vez el dolor sentido por la muerte de los ciclistas no les permite ver todo el
panorama, lo cual es completamente comprensible, aunque también puede ser que
algunos traten de juzgarlo y condenarlo para esconder sus propios errores y
para sentirse más buenos o incapaces de tales situaciones, como sucede con
muchos políticos que señalan a otros para que sus seguidores los consideren
incapaces de tales bajezas, aunque las hayan hecho en el pasado o aunque estén
esperando la mejor oportunidad para hacerlas. Personas que se aprovechan de
estas situaciones para ocultar su verdadera esencia, como en el caso de los
homófobos que se apoyan en su discurso para esconder sus verdaderos deseos.
En fin, no creo que este
conductor sea inocente y estoy seguro que de serlo tendrá que pagar; pero
todavía no se sabe y hasta que un juez, en un país de derecho como el nuestro,
diga que lo es, no vale la pena atacarlo.
¡Cuántos aparecieron el
día siguiente de aquel momento con rotulitos de “Yo también soy Karina”,
apoyando una causa en la que no teníamos los hechos, y que días después
calladitos tuvieron que retirar sus declaraciones! No se puede juzgar y
condenar con poca información y mucho menos basados en comentarios de la
prensa.
En fin, muchos de estos
que con pocos valores de peso juzgan y condenan, seguramente hubieran sido los
primeros en tomar una piedra hace unos dos mil años, cuando se encontraban con
una mujer adultera, tan solo para castigarla y esconder sus propios pecados.
Muchos de estos que condenan sin saber a ciencia cierta son iguales a aquellos
que algún día gritaron: “suelten a Barrabás”.
Vinny
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