Reflejo interno
Vinicio Jarquín C., 21 de noviembre de 2017
Esta mañana tuve dos experiencias muy similares mientras conducía por la Ruta 27. Primero hacia Santa Ana para hacer unas diligencias y luego de regreso, una hora después.
El auto de adelante, conducía a baja velocidad sobre el
carril izquierdo, cuando lo correcto es que esa vía sea para adelantamientos y debió
haber usado el de la derecha.
Muy suavemente le hice un cambio de luces para que se pasara
de carril y poder rebasarlo “como Dios manda”, me vio por el espejo retrovisor
y no se movió a pesar de tener espacio en la otra vía. Yo también pude haberlo
pasado por la derecha, porque había campo, pero no es lo correcto.
Suavemente le toqué el pito, como pidiéndole que por favor
se moviera. Tampoco lo hizo, y bajó la velocidad para conducir mucho más
despacio. Probablemente se molestó y quería hacerme sentir lo mismo.
Ya después de haber agotado las opciones correctas, me pasé
de carril y lo rebasé por la derecha. Seguí mi camino tranquilo.
Tranquilo pero pensando en lo que recientemente había
vivido, y tratando de analizar la actuación tan egoísta del señor de ese carro.
¿Sí sabe que mi derecho es viajar por ese carril y que a su
velocidad es mejor ir por el otro, por qué no se pasó?
¿Le molestó que llamara tu atención a algo que estaba
haciendo mal y por eso su comportamiento?
¿Iba más cómodo por ahí, aunque fuera a mí a quién le
correspondía, y por eso abusó de mi derecho, robándome el espacio
deliberadamente?
¿Le molestó que mi carro fuera notoriamente más moderno y
bonito que el suyo?
¿Le molestó que yo pudiera viajar a más velocidad que él?
¿Supuso que si yo rebasaba iba a viajar a mucha velocidad,
siendo un peligro para otros conductores, y estaba tratando de darme una
lección?
No lo sé, ni quiero tratar de entender cuál de las preguntas
será la más acertada. Lo que sí creo es que ese comportamiento que tuvo conmigo
o en esta situación en particular, no debe estar muy desconectado a cómo es él,
su vida o su accionar regular o habitual.
La Biblia y las leyes humanas hablan del pecado o del delito
de robar. No siempre especifican cantidades o tamaño del robo. Robar un espacio
en la carretera, o en una fila, es robar.
Personas envidiosas de lo que tenemos o de nuestro derecho.
Personas arrogantes que cuando sienten que alguien llama su atención a un hecho
que hace mal, su reacción es de bajos instintos o furia.
¿Qué diferencia existe entre este señor y los que
aprovechados que lograron créditos bancarios sin suficiente respaldo?, supongo
que las oportunidades presentadas. No puedo imaginar a este señor, en la
posición de JCB (suponiéndolo culpable para este artículo) negándose a que le
presten unos milloncitos de dólares, sólo porque sabe que no los podrá pagar.
La diferencia entre este señor, o señores de este tipo, y
ladrones de cuello blanco, son las posibilidades que da la vida, y tal vez
también la inteligencia para planear “mejores” negocios.
Es probable que se fuera sintiendo satisfacción por haber
hecho que yo tuviera que pasarme de carril, sin tener que hacerlo él. Y seguro
que eso lo hará feliz. Pero me pregunto si muy dentro creerá que hizo lo
correcto, o sabrá que se van regocijando por algo que hizo a pesar de su imagen
y su actuar.
Que alguien no se quite del carril izquierdo no es un tema
para un artículo de este tamaño. Lo que sí es material suficiente, es el
análisis que se puede hacer del pobre desgraciado que actúa así. Porque si así
es todas o en muchas áreas de su vida, razón tenía de estar resentido o
envidioso, pero no por mi carro, sino porque –aunque él no lo sepa- es mucho
mejor vivir con alguien por dentro, como yo, que como él.
Feliz viaje, ¡pobre infeliz, desgraciado!, sin ánimos de
ofender, solo habiéndolo analizado.
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