Diario de viaje - World Disney


10 de noviembre 2012 (Sábado) - Orlando

Buenos días. Hemos amanecido en Orlando.

Todavía no hemos salido de la habitación, así que no hay mucho que comentar.

Ayer llegamos sin problemas, fuimos a recoger mi cámara, a comprar unas cosillas al Mall y a cenar a Macarroni Grill.

Llegamos al aeropuerto en Orlando, Luisfer caminaba delante nuestro jalando su enorme maleta roja, con papeles de reserva en mano y su maletín rojo y negro en la espalda. Se entendía que teníamos que seguirlo para recoger nuestro carro en el piso de Avis.

Detrás de él, Paola, Carry On pequeño negro jalado por un brazo, maleta grande, muy grande, negra con naranja en su otra mano y por supuesto una cartera colgando en no sé cual brazo, toda llena de quien sabe de cuantos chunches, necesarios o innecesarios.

Y finalmente yo, maleta grande color naranja intenso, junto con la pequeña del mismo color, y el maletín de espalda en juego perfecto; todo mi set de "Mario Hernández" para viajar por EEUU.

Pero bueno, aquí el punto no soy yo, volvamos nuestras miradas hacia Paola, cámara 4...

Baja Luisfer las gradas eléctricas jalando su maleta roja, como ya les dije. Yo, ya con amplia experiencia en el manejo de equipaje, antes de llegar a las escaleras y con un sincronizado movimiento de muñeca, sin detener el paso, puse mi maleta pequeña al frente, o sea, para jalar una mientras empujo la otra y así entrar rápidamente a las escaleras eléctricas y bajar siguiendo a Luisfer; pero no se pudo.

Sí, no se pudo, a la entrada de las escaleras estaba nuestra querida Paola, chillando; pegada, mientras el enorme monstruo mecánico intentaba devorar su equipaje, a la vista y paciencia de la fila que se estaba armando.

Nada se podía hacer, ya estaba llamando la atención de la gente del aeropuerto; tal vez nunca habían visto semejante tico-loco-espectáculo.

Por supuesto, para que no siguiera atrasándonos, puse una de mis maletas sobre otra, con la otra mano empuje la grande de Paola, y con autoridad le dije en tono tajante: -Seguime.

Bajamos las escaleras, el evento no pasó a más. Paola muy agradecida por mi respuesta desinteresada, me lo agradeció; pero le advertí que cada vez que tuviera que ayudarle con sus maletas, en un momento de emergencia, le cobraría $2. En fin, llegamos al hotel tranquilos; pero para ese momento, entre el aeropuerto y el Marriott, ya Paola me debía $10.

Ah!, y es que no todo acaba ahí con las maletas, les cuento en un rato.

Retomemos el asunto "Paola".

¿Recuerdan lo sucedido cada vez que teníamos que bajar por escaleras eléctricas? Ok. Creo que Paola entendió que eso le sucedería siempre; pero inocentemente creía que para arriba era o sería otra historia. Es cierto, fue otra historia; pero mucho más gracioso.

Antes, al tratar de bajar, se quedó pegada con sus maletas, pegando gritos, esta vez pegó los mismos gritos; pero en movimiento y sin maletas.

Llegamos frente a las escaleras que subían muy alto, tal vez un par de pisos, aunque era lo mismo subirse en unas cortas o largas, lo difícil es encaramarse.

Paola ya sabía que no tenía capacidad para bajarlas, y entonces intentó hacerlo ella misma. Se puso junto a la primera grada, agarro su maleta pequeña y su maleta grande, encaramo la pequeña en una grada, rápidamente se subió ella en la que sigue, y al intentar jalar la grande no tuvo la suficiente fuerza, la escalera la arrastro hacia arriba mientras Paola de agarraba de su maletita, y pegaba gritos y risas, mientras con la mirada se despedía de su gran bulto que quedaba abandonado dos o tres pisos abajo.

Ni modo, montar mi maleta sobre la otra, las bellas naranja, tomar la de Paola y subir con todo. ¡Ah no!, esta chita me debería pagar más de $10.

Volvamos a hoy.

Un día maravilloso y obviamente mágico, viviendo la magia de Magic Kingdom.

Nos fuimos para allá luego del desayuno, ¡qué linda experiencia!, casi no recordábamos los detalles; pero poco a poco venían algunos recuerdos, mientras caminábamos por Disney.

Llegamos al parqueo general, sección "Mulán", ahí tomamos un carrito de vagones que nos llevó a la salida del monorriel, para llegar luego al centro de ese parque de diversiones.

Recién llegamos pudimos estar en un carnaval que se llevó a cabo justo frente al castillo principal; y antes de venirnos vimos el desfile, ¡genial!

Regresamos a descansar un rato al hotel y luego nos fuimos a Downtown Disney, caminamos un poco y cenamos. Luego al Cirque Du Soleil para ver La Nouba.

¡Qué increíble!, estos espectáculos no dejan de sorprendernos. Una maravilla, ciertamente tienen a los mejores y más grandes en esas áreas.

Mañana es domingo y se espera que los parques estén muy llenos, así que pasearemos un rato y haremos algunas compras y volveremos a Epcot el lunes.

Saludos Costa Rica, feliz domingo.

 

Comentarios

Entradas populares