"Apostando en la carretera"

"Apostando en la carretera"
Vinicio Jarquín, Nov. 21 de 2013

No voy a hablar de las presas de esta tarde, porque de todos modos ya son normales, y es algo que debemos sufrir todos los que nos echamos a la calle cerca de las cinco de la tarde.

Lo que no es normal, y puede hacer más insufrible para mi, es que en dos emisoras estuviera sonando Ricardo Arjona; pero bueno!, ese tampoco es el tema.

Mientras venía por la General Cañas con ruta a San Antonio de Belén, no pude dejar de ver la gran similitud que existe entre las apuestas y la selección del carril que debés tomar, entre las dos opciones posibles, porque el de la derecha es exclusivo para autobuses, aunque un montón de inadaptados sociales lo utilizan gracias a la negligencia del tránsito a la hora de hacer partes; y como yo no soy uno de esos -ladrones- de derechos ajenos, solo tengo dos opciones: centro o izquierda.

Normalmente utilizo el del medio por si hubiera un accidente, tengo como cambiarme de carril a cualquiera de los dos lados, porque recordemos que si hay un bloqueo sí se habilitaría el carril derecho para el resto de los mortales.

Entonces hagamos una comparación entre la pista y el casino.

Empezás a jugar y estás ganando, porque casi siempre es así. Empezaste con veinte mil colones, y cuando vas por veintiocho te emocionás un montón. Luego el bultico de fichas empieza a bajar, veinticuatro, veintidos. Por supuesto que tenés todas las esperanzas de volver a los veintiocho para retirarte, como no lo hiciste la vez anterior que estuviste ahí.

Mientras seguís deseando eso, el bultico sigue bajando y llega a diecinueve o dieciocho. Ahora te has olvidado de los veintiocho y te conformarías con volver a tus veinte para retirarte. Ya el panorama cambió y las metas se han convertido en resignación y mera recuperación. Las malas noticias es que por no retirarte en tus primeros veintiocho, con suerte te irás con diez. 

Volvamos a la carretera. Vengo en el carril central a paso moderado, tal vez igual que el carril izquierdo; que viene siendo como si todavía tuviera mis veinte mil colones. De pronto mi carril se detiene y el otro avanza más velozmente; por supuesto porque la ley de Murphy es infalible.

Entonces me paso y logro rebasar a tres carros que seguían en el carril en el que yo venía; es como si mis fichas llegaran a veintiocho. La sonrisa aparece en mi rostro y me hace sentirme el "As" de la carretera; misma que se borra cuando las luces rojas del vehículo de adelante, se encienden para decirme: "empezarás a perder".

Inmediatamente el carril del centro acelera y veo pasar junto a mi, el camioncillo que durante mucho rato vine siguiendo.

Ha llegado el momento de tomar una decisión. Me quedo en este carril con la probabilidad de seguir perdiendo espacios, o me paso al otro y asumo la perdida de una vez y reconozco que veinte carros quedaron entre el camioncillo y yo; y me retiro con 10 mil colones.

Siempre me quedo ahí, porque pasarse es reconocer y aceptar la pérdida, y prefiero quedarme donde estoy, sin mirar a la derecha y no cuantificar cuantos espacios me ganaron.

Lo mejor es, hasta donde sea posible; pasarse al otro carril y empezar a avanzar más que los carros de la línea en la que venías. Cuando veas un espacio libre, regresá y sentite feliz por haber ganado cinco, seis u ocho campos, retirate con los veintiocho mil. Si te quedás en el de la izquierda, solo vas a sufrir sin saber cuánto ganarás y cuánto perderás.

Este juego de azar lo seguiré sufriendo cada noche que vengo por la pista; pero en el casino no me verán. No me importa perder diez espacios; pero lloraría los veinte mil colones.

Buenas noches terrícolas, manejen con cuidado y no repitan esto en casa sin la supervisión de un adulto.

Vinny en Belén!

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