La felicidad
La felicidad
¿Una
constante o una lucha diaria?
Vinicio
Jarquín C., 26 de octubre de 2016
Hoy en la
mañana no desperté feliz, y no quería ni abrir los ojos porque estaba sintiendo
algo que hace muchos años no sentía “la no felicidad”, aunque no podría
llamarlo “infelicidad”.
No sabía qué
pasaba y no entendía qué estaba sucediendo o qué había soñado para abandonar mi
estado normal y natural. Algo que no reconocía estaba tratando de sacarme de mi
constante o boicotearme el día. Oré mucho pero las cosas no parecían cambiar y
hasta sentía que mi respiración estaba siendo lenta y complicada.
Necesitaba
urgentemente volver a mi esencia lo antes posible, pero no encontraba cómo
hacerlo ni el detonante necesario, a pesar de saber que estaba bien, con salud
y con mucho más de lo que necesitaba. Hasta que pensé que cuando me diera el
baño matutino interpretaría la caía del agua como la caída de la felicidad, y
que cuando eso sucediera volvería en mí, en mi yo.
Y aunque no
lo crean, fui al baño, seleccioné aromas y el champú que quería usar, me quité
la ropa y entré a la ducha; pero no había agua. Temí que eso fuera una señal,
pero también podría ser una trampa de la vida, así que esperé pacientemente.
¡Mentira!, no lo hice pacientemente. Abrí y cerré las llaves varias veces hasta
que finalmente el agua llegó y parte de ella calentó y salió la cantidad
suficiente para bañarme; cerré los ojos, y encontré detalles felices y los
amplifiqué maravillosamente.
El tema fue
olvidado y aunque no andaba como un “osito cariñosito” cantando de felicidad,
se me olvidó la carecía de ella.
Al ser
pasadas las 9 de la noche volví a recordar el tema cuando me encontré cantando
en mi oficina y casi con ganas de llorar de la felicidad que tengo.
Gracias
Dios, no olvidaré que existen tropiezos que se superan de tu mano; y aunque
muchas veces mi vida parezca como caída del cielo y mi caminar sea como el del
Hijo del Rey, sigo viviendo en un mundo de altibajos, ciertamente superables.
Vinny
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