Examen de conciencia
Examen de conciencia
Los tiempos que vive Costa Rica
Vinicio Jarquín C., 15 de noviembre de 2017
Costa Rica está viviendo momentos muy difíciles en estos días. Muchas
personas de altos puestos en los Poderes de la República, están siendo
investigados, detenidos e indagados.
Sin embargo creo que más difíciles eran los tiempos en que se
presentaban irregularidades y no se sabían.
O sea, el país tenía un cáncer que poco a poco se lo comía, ante la
ignorancia absoluta del pueblo; pero que hoy ha sido detectado, y se están
marcando los lineamientos para el tratamiento.
Dicho lo anterior, Costa Rica está viviendo buenos momentos, contrario a
cómo empecé mi comentario.
Yo no soy recolector de pruebas, juez, jurado o verdugo; así como sí soy
consciente de que las noticias que me llegan, que es de dónde tomo la
información para sacar conclusiones, no siempre es confiable, infalible, exacta
o sin manipulación periodística.
Entonces ¿qué me corresponde hacer como ciudadano, y claro que como
cristiano?, esperar que suceda lo mejor, confiar en que detengan a los posibles
culpables, esperar para que tengan un juicio justo, ser imparcial en mis
“juicios personales”, desear que no sufran más de lo que corresponde por los
delitos cometidos, si es que los cometieron; y confiar que la fiscal nueva sea
imparcial, efectiva, tenaz y justa.
Pedirle a Dios que me libre de hacer mis propios juicios, y mucho menos
antes de que los jueces los hagan. Pedirle a Dios que no permita que me alegre
del mal ajeno, se lo merezcan o no. Pedirle a Dios que me permita ser imparcial
ante todo esto.
Y sobre todo, rogar para seguir considerando a Costa Rica como un gran
país, y no ser uno de esos -carroñeros- qué creen que su imagen individual se
levanta por sobre la de la nación.
El tema con JCB es completamente aparte del resto, por lo tanto hablando
específicamente de los que son indagados por tráfico de influencias, me
pregunto ¿qué tan diferentes serán ellos, de aquellos que llegaron al
aeropuerto esperando que de aforador estuviera algún amigo que se hiciera de la
vista gorda con sus maletas cargadas?
¿Qué tan diferentes serán todos estos “criminales de cuello blanco” de
aquellos que piden pagar en efectivo para no pagar el cargo de la tarjeta de
crédito; de aquellos que hemos buscado a quien nos ayude a entrar al hospital
para visitar un amigo porque no tenemos tarjeta?
¿Qué tan diferentes son estos indagados, a quienes trajimos latas de más
desde la frontera, en los 80s; de los que traemos más de $500 en compras cuando
volvemos al país, o de aquellos que compran “una cédula” en Golfito?
O bien, aunque la lista podría ser enorme, ¿qué tan diferentes son de
aquellos que hemos buscado “una pata” en el ICE, en AyA o en CNFL, para que nos
agilicen un servicio?
La diferencia podría ser el monto o el tamaño de la pata involucrada o
de los beneficios recibidos; pero esa diferencia no depende de nuestra
conciencia, sino de la posición en la que estamos.
¿Qué hubiera pasado si yo estuviera en la posición de alguno de ellos,
frente a mucha gente que quiere congraciarse y me ofrece favores?, ¿seré capaz
de pasar la vida invicto e intachable? No lo sé, supongo que sí, espero que sí;
pero como no ha sucedido no puedo jurarlo.
Por supuesto que este examen de conciencia no nos libera de “nuestros
pecados”, ni a ellos tampoco, pero al menos sirve para que no creamos que
estamos para darnos golpes de pecho, y mucho menos desgarrarnos las vestiduras.
En fin, y mi punto principal es, me alegro que estén deteniendo a los
posibles implicados, y que pronto pasen a juicio, pero mientras tanto solo son
SOSPECHOSOS, que no merecen el juicio despiadado de la sociedad, y mucho menos
de aquellos que señalándolos tratan de esconder sus propios pecados de poca
monta.
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