El poder de la crayola tica

“El poder de la crayola tica”
Vinicio Jarquin .com
3 de abril de 2018


Ya se había acabado el primer trimestre del año, mientras Costa Rica estaba sumergida en una dura contienda electoral , en la que dos candidatos en segunda ronda, se debatían la presidencia de la república. 

Dos jóvenes de apellido Alvarado, con algunos lazos sanguíneos, pero con pensamientos completamente diferentes en materia de familia, manera en cómo manejar el tema de los derechos humanos, y preparación para tomar la silla por la que iban. El candidato oficialista, un escritor, músico, periodista y de centro izquierda. Y en la otra esquina se encontraba un pastor evangélico, radical, también periodista. 

El sol del primero de abril empezaba a asomarse en el horizonte del país centroamericano, mientras que miles de voluntarios se preparaban para abrir los centros de votación. Papeletas en mano, listas del padrón electoral, y cuanto fuera necesario para que junto a otros miembros del Tribunal Supremo de Elecciones, estuvieran prestos a recibir a los costarricenses. 

Por otro lado, muchos ticos mañaneros ya estaban listos para hacerse presentes y hacer suyo el derecho de elegir, y cumplir con su obligación cívica. Estaban por terminar las dudas de quién ganaría esta contienda tan reñida. Poco a poco se irían acabado el susto de algunos por los resultados que este día se dieran. 

Los de Renovación Nacional querían un cambio, movidos por su deseo de instalar en la presidencia a don Fabricio; y los oficialistas, aunque no solo porque fuera el partido gobernante, les aterraba un cambio tan drástico en la política nacional, y por supuesto internacional, y la imagen que el país daría a otras naciones, y definitivamente a los organismos importantes. 

Esta reñida campaña hizo que los costarricenses se lanzaran a las calles desde días antes, con banderas, sonar de bocinas y gritando consignas, algunas que buscaban el amor, y otras un poco hirientes, entre unos y otros; pero las masas estaban en movimiento.

Era el Domingo Santo, con muchos nacionales fuera por vacaciones, y se temía un abstencionismo alto, principalmente porque el regreso de las playas sería complicado ese día, y gran número de personas viajaron fuera o viven en otras latitudes.

Como siempre, la prensa y los observadores internacionales ya estaban en suelo tico. Harían un análisis de lo que sucediera, y reportarían al mundo, pero principalmente en esta ocasión, en la que el país estaba notoriamente polarizado, y verdaderamente cualquier cosa podía suceder, más tratándose de Centroamérica, y por qué no decirlo, de América Latina. 

De alguna manera, y aunque nadie lo decía era muy probable que esos conflictos que habían estado en las redes sociales desde semanas antes, fueran un reflejo de lo que podía suceder en las calles. 

Ese día y mientras el sol alumbraba las montañas del hermoso país, de océano a océano, sucedió lo que algunos consideraban impensable, porque obviaron quienes eran los jugadores, las elecciones transcurrieron en total tranquilidad. No se presentaron altercados, no hubo una gota de sangre ni un disparo de pólvora. Muchos regresaron a sus casas un día antes, sacrificando sus vacaciones a favor de lo que esperaban para los siguientes cuatro años. Ticos votando en el extranjero, en las ciudades en donde viven, y cientos volando a casa para correr a la escuela de su comunidad. Se logró el más bajo porcentaje de abstencionismo en una segunda ronda, en la historia de este país. 

Millones de costarricenses llegaron a sus centros de votación, presentaron su cédula, tomaron la papeleta, y en secreto con el uso de una crayola color naranja, marcaron una X bajo el rostro del candidato de su preferencia. 

Era el mismo escenario que estos nacionales hacen siempre que eligen gobernante, aunque esta vez fue muy intenso por la polarización que se había hecho en redes sociales, en el núcleo de las familias y de grupo de amigos. Eran candidatos muy distintos, y podría darse un cambio radical en la vida que hasta hoy los costarricenses han tenido.

Costa Rica, con crayón en mano le gritó al mundo su derecho a decidir, su respeto por el de al lado, y cumplieron en una inmensa mayoría, su responsabilidad cívica, como habitantes de una de las más sobresalientes democracias del mundo. 

Este pequeño país del istmo que une a las dos grandes Américas continentales, daba una nueva lección al planeta entero. Y cómo dicen por ahí “a la hora de los balazos, no hubo ni uno”.

Un país sin ejército, cuyos habitantes se defienden arraigados a sus más grandes valores de paz, se armaron crayola en mano y eligieron.

Dos horas después de cerradas las urnas, el Tribunal Supremo de Elecciones ya tenía procesadas el noventa por ciento de las mesas, y arrojaba un resultado de más del sesenta por ciento para el oficialista, y menos del cuarenta por ciento para el ultra conservador. 

Pocos minutos después el candidato de Renovación Nacional dio su discurso de la derrota, enviando un bonito mensaje para el Presidente Electo, y reconociendo sus méritos. Más tarde lo hizo el nuevo Presidente, también agradeciendo a su contrincante por la campaña.

Ya la noche estaba en Costa Rica, mientras que desde aquí se enviaba un mensaje claro al mundo. Un mensaje de derechos, de libertad y de democracia. El planeta expectante recibía la noticia. Los ticos, crayola en mano han decidido en paz.

Al día siguiente, todos muy cansados por la lucha dada y por haber trabajado tanto para que su candidato ganara, llenaron los muros de sus redes sociales con mensajes de muchos tipos, en donde predominaban aquellos en los que se hacía saber que el amor había ganado.  

Esta campaña logró despertar lo mejor del costarricense. Hubo grandes muestras de solidaridad y de respeto por los derechos igualitarios. Y aunque se hablaba de modelo único de familia, se votó en gran mayoría por las familias diversas. En esta difícil y dolorosa campaña electoral, se demostró lo mejor de los ticos, que decidieron el rumbo de su país.

Ahora el mundo sabe, nuevamente, que lo que este país tiene no es por casualidad, sino que han sabido tomar las decisiones correctas en los momentos de crisis. E indistintamente a qué ganara uno u otro, el mérito está en su solidaridad con la patria, y como crayola en mano dijeron esto es lo que quiero, sin que nadie coartara su derecho a votar, y sin que se presentara sospecha alguna de fraude. Y eligieron al Presidente número cuarenta y ocho, que a la mitad de su periodo, celebrará el bicentenario de la independencia.

Los observadores internacionales dijeron que a Costa Rica no se viene a supervisar, se viene a aprender. 

Hoy se acuña una nueva frase en el país del Pura Vida: a Costa Rica la defiendo yo, crayola en mano. 



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